Vivir con una discapacidad no es ni una tragedia tampoco una revelación, es en cambio una experiencia común y corriente en la que el ser humano descubre formas alternativas de utilizar sus capacidades en respuesta a los retos. Las personas con discapacidad tiene los mismos derechos, y merecen el mismo respeto que todo el mundo. Aquí no pedimos donaciones, voluntariados, o favores. Aquí estamos haciendo valer nuestros derechos.
Una de las prácticas más ignorantes y ofensivas en contra de la normalización de las personas con discapacidad, es el uso de sobre-nombres que buscan ofender y disminuir las capacidades de otros.
¡Que mongólico eres!
¡Pareces autista!
¡Estas más ciego que un búho!
¡Eres tan lento que parece que no tienes piernas!
.. y la lista es interminable.
Tan grande es la falta de conciencia, que ahora los insultos de este tipo se usan como hashtag en los medios sociales #mongólico #mogólico #sindromedown #retrasado #anormal
Y lo cierto es que desde la perspectiva de un padre, el malestar no proviene del sentimiento personal, sino de la realización de que en el año en el que estamos, siguen fallando nuestras familias, nuestras escuelas, y nuestras comunidades a la hora de educar y sensibilizar a las nuevas generaciones. Pero no podemos ser tan negativos, hemos avanzado. ¿Pero cuánto más tenemos que esperar?
Como padres aquí andamos, llenando nuestras páginas sociales de recordatorios acerca de lo discriminatorio de usar esta u otra palabra. De tanto luchar por integración y normalización de la discapacidad, terminamos exponiendo a nuestros propios hijos a comentarios no deseados, porque las diferencias son blanco fácil de los amargados e ignorantes. Como comunidad creamos campañas, como organizaciones invertimos todo lo que tenemos para que un video se vuelva viral, para que toque al que se pueda, para que cambie la realidad, pero lo cierto es que no podemos avanzar si a la lucha no se unen todos.
Hacemos todo esfuerzo posible por integrar a nuestros hijos en la escuela, en las actividades preescolares, en las actividades comunitarias, y mucho más. Pero si la sociedad no está educada, si sus pares no entienden lo que pasa, si nosotros como adultos seguimos ofendiéndonos utilizando estas palabras, ¿Cuál esperas que sea la palabra que tu hijo aprenda para ofender a alguien más?
Demás están las lágrimas, la ternura, los millones de “me gusta” a las fotos emblemáticas de niños con discapacidad pidiendo aceptación para generar conciencia a cambio de lástima; ahórrate el click y mejor ponte la mano al pecho y muérdete la lengua antes de hablar. Yo ya me se todos los cuentos y todas las justificaciones, y la verdad ya estoy cansada de escucharlas:
“Es que mi intención no es ofender”
“Es que siempre lo he dicho”
“Es que tu hijo no es igual”
Y ante las excusas mis respuestas son las siguientes:
Si lo dices, lo dijiste. No hay excusa.
Si lo sigues diciendo, lo sigues promoviendo. Acéptalo
Si no te importa o no lo entiendes.. no nos vengas con cuentos.
Si en cambio quieres hacer el cambio, no esperes ni un minuto más, y comienza hoy mismo, y antes de utilizar cualquier condición o discapacidad como un insulto, muérdete la lengua. Y es que no estás ofendiendo a nadie en particular cuando lo dices – la verdad es que la piel se pone gruesa con el paso de los años – en cambio estás discriminando, estás estancado el tan merecido cambio que permitirá que personas como mis hijos, sigan avanzado hacia las mismas metas que la de los tuyos: Realización personal, e independencia.
Te dejo con un video de los líderes: Asdra, y te comparto estas palabras suyas para que te hagan reflexionar del modo positivo y transformador que hace la diferencia en nuestras mentes: “Libérate de los pre-conceptos y los prejuicios para aprender a creer en las personas. La Diversidad Nos Enriquece a Todos!”
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