Estaba leyendo el artículo de mi querida amiga Jeannette Kaplun y me tocó de un modo muy especial su mensaje. A veces sentimos que sólo podemos celebrar la perfección, y que los errores que cometemos comos padres son imposibles de ser perdonados, incluso a veces como en mi caso, uno puede vivir años de rabia y decepción después que un padre ha fallecido.
Parece tonto pero cuando mi madre fue deshauciada con cáncer hace casi 20 años atrás, yo me enojé mucho. A pesar que creía que lo sabía todo y que no necesitaba de nadie, sólo tenía 15 años, tenía miedo, dolor y angustia; y también a veces deseaba que se acabe el dolor y que se acaba la desesperación que implica vivir durante años en la incertidumbre de saber si la persona que más amas en la vida; vivirá o morirá.
Puedo culpar a esa herida de muchos errores que he cometido en la vida, pero también ahora puedo mirar atrás y sentir que todos podemos salir adelante cuando aprendemos a perdonar y cuando nos perdonamos a nosotros mismos.
Perdonar a los demás es a veces más simple que perdonarnos a nosotros mismos por el daño que nos pudimos haber hecho, pero mientras no lo hacemos, no podemos seguir y esos sentimientos son anclas que nos mantienen nadando en círculo en la misma vida de la que tanto queremos escapar.
Me daba rabia que mi madre se hubiera muerto, que se hubiera ido, que nos hubiera dejado sólos. Que la gente nos juzgue. Que nadie nos entienda y lo único que quería era demostrarles que no me importaban y que tampoco los necesita. Así siente uno cuando todavía es un niño, y así siente uno a veces también cuando ya ha crecido. Uno siente en contra de la lógica. Eso pasa siempre cuando uno siente desde el dolor.
Daría lo que fuera por que mi madre hubiera estado a mi lado cuando nacieron mis hijos. Por tenerla conmigo, por contar con ella y sobre todo, por ser capaz de confiar ciegamente en alguien. Cosa que nunca me ha vuelto a suceder desde que mi madre se fue.
Si tienes una madre, todos los días son buenos para hacer a un lado los rencores, pero que mejor día que el día de la madre.
Cuando perdonamos no hace falta que la otra persona acepte nuestro perdón, basta con que nosotros lo sintamos en el corazón para que las cosas cambien. El perdón libera, aunque sea tan dificil darlo o conseguirlo.
El perdón es un buen regalo en el día de las madres. Perdón para los demás y también perdón para nosotros mismos por no ser los hijos perfectos y por a veces tener en nuestro corazón sentimientos arraigados que jamás deseamos sentir.
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gracias Liseth. Se que así es :)
ay Adriana, creo que vivimos cosas muy parecidas amiga. Mi mamá también murió cuando yo tenía 16 y cuando Emir nació yo tenía 26 y lo primero que pensé y sentí cuando lo pusieron en mis brazos, fue una necesidad incontrolable de corer a los brazos de mi madre. De llamarla, de escucharla. Sólo Dios sabe cuanta falta nos hacen esas palabras, pero no estamos sólas. También se que muchas veces he sentido su presencia y que siempre está conmigo en los momentos difíciles y se que también la tuya está contigo. abrazos grandes! A vivir por nuestros hijos, que es lo que las hará sentirse orgullosas mirándonos desde el cielo.
Es verdad se estraña tanto ala madre cuando ya no la tenemos yo tenia 15 años cuando mama murio y a28 años de su muerte tube ami nena era down y si yo queria aki a mi madre la nesecitaba me sentia muy sola pero se que de alguna manera ella estaba conmigo te quiero eliana eres el motor de mi vida
si, claro que si Silvia, me siento inmensamente afortunda. Mis hijos son una gran bendición en mi vida y la razón de la misma. gracias por tu visita.
Sientete afortunada Eliana por esas dos bendiciones que Dios te ha dado
QUE HERMOSO ELIANA, ES VERDA TUS PALABRAS PERO TU MADRESITA DESDE EL CIELO TE ESTA CUIDANDO.