Gracias a Barbie por patrocinar este artículo pagado, en el que presentamos la nueva aventura de Ayelén, como Embajadora Latina de su marca.
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Hace un par de meses recibí una llamada de Barbie para invitarnos a participar del Proyecto Barbie #Barbieproject. Fue un sueño saber que Barbie ya conocía a Ayelén a través de los diferentes artículos que hemos venido publicando a lo largo de los años, y que quería invitarla a jugar con ella, representando la comunidad de niñas alrededor del mundo.
Hay cosas que nos conectan con nuestra niñez y con nuestro crecimiento, para mi una de ellas es Barbie. Yo crecí jugando con Barbie, y fueron esos momentos de juego, los que se han quedado grabados en mi corazón. Recibí mi primera muñeca de manos de mi madre cuando tenía 6 años, pero cuando me convertí en madre, mi hija Ayelén se adelantó a la tradición, y la pidió para su cuarto cumpleaños.
Ayelén vive con un cromosoma demás. Es bella tal y como es, y cuando juega con Barbie, Ayelén aprende a aceptar las diferencias entre unos y otros, y a vivir una vida sin prejuicios hacia los demás y hacia ella misma. Nuestras vidas nos han enseñado que que todos somos únicos, diferentes y perfectos dentro de nuestras propias características, por eso nunca le negaría a Ayelén la magia de aceptar la diversidad, porque si así fuera le estaría diciendo todo lo contrario.
En sus típicos juegos y aventuras con Barbie, Ayelén ha aprendido que Barbie no tiene porque ser igual a ella, ni ella a Barbie, en sus propias palabras e inocencia siempre dice que Barbie es su amiga y ella la acepta tal y como es. En su corazón Barbie la quiere con el mismo cariño que ella siente por ella.
Ayelén pasa tiempo especial con Barbie cada día, la invita a comer cupcakes y tomar su jugo de frutillas. Barbie nunca está a dieta, ni dicta lo que Ayelén siente o piensa. Ayelén es en cambio la que transforma a Barbie a su gusto, cuando pone palabras en su boca, la viste, la peina, la hace caminar, y también bailar.
Muchas mujeres hemos querido ser Barbie alguna vez, vivir una vida de éxitos, tener un closet gigantezco y un millón de pares de zapatos. También tener el novio guapo que nos conquista con flores, joyas y regalos; pero en la vida real, todas evolucionamos, crecemos y cuando nos damos cuenta que la vida no es un juego, atesoramos más que nunca esos momentos, y deseamos que nuestras hijas también vivan esas irremplazables experiencias de magia y juego.
Para mi, Barbie no es ni nunca fue una imagen inalcanzable de perfección, sino mi primera oportunidad de utilizar mi voz. Todas mis Barbies abogaban por alguien. Eran elegantes y femeninas, no porque esa ropa era la que venía en el paquete, sino porque yo decidía cómo quería que se vean. Barbie me acompañó a crecer y a soñar en los momentos de juego, y es exactamente lo mismo lo que veo cuando Ayelén juega con Barbie.
Y tu qué opinas, cuáles son esos recuerdos de juego con Barbie que ahora vez con tus hijas? Unete a la conversación con #BarbieProject
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Las dos ustedes son unas rubias hermosas :)
Yo también jugué con Barbie cuando era niña y me encantaba hacerle ropa con retasos de telas que le pedía a mi mamá. y al igual que tu y Ayelén siempre supe reconocer las diferencias. T