La maternidad es el arte de pasar del temor a la ilusión por amor a un hijo.
Hace tiempo una mamá me escribió un correo electrónico que decía lo siguiente:
Mi hijo ha nacido con síndrome de Down, me siento temerosa porque aún no se como será el mundo al que nos enfrentaremos mi hijo y yo. Se que estará lleno de cambios pero también sé, que Dios estará con nosotros y también mi gran ángel que me cuida desde del cielo desde hace 15 años, que es mi papá.
Imagino que de las personas que me conocen, algunas sentirán lástima, pero otras más me ayudarán e impulsarán para salir adelante con mi hijo. De esas personas son de las que me debo rodear, de las que no se lamentan y se quedan sentadas sumergidas en el dolor.
Eso fue en Abril del 2013, un año más tarde recibí otra carta y le pedí permiso a esta mamá para compartirla, porque como padres es normal temer ante lo inesperado y es normal pasar momentos de tristeza y confusión. Es parte del amor y de la aceptación de la circunstancia ser sinceros con nosotros mismos, y sobre todo, entender que la vida es una camino eterno de aprendizaje, y no hay padres perfectos ni ejemplares, en cambio hay padres que aman y que están dispuestos a aprender, que no se privan del amor porque parece verse diferente, que aceptan su debilidad para encontrar la fortaleza, que salen adelante con honestidad y con mucho amor. Más valiente es el que derrama una lágrima que aquel que la evita por miedo al juicio.
Mi hijo desde aquel tiempo hasta hoy, ha crecido y asistimos a sus terapias de estimulación temprana, avanza a paso lento, pero todo lo va a lograr si Dios así lo quiere.
Mi pareja nos abandonó al nacer el bebé, el pequeño es uno más de tantos que son abandonadas, pero sabe? No me ha hecho falta, ni mucho menos a mi adorado tesoro. No volvió a buscarnos, pero somos felices con muchos sueños que lograr.
Cuando mi hijo nació, no sabia que haría con Él, ahora no se que haría sin Él. Lo quiero mucho.
Todo cambia con el paso del tiempo, pero ahora estoy segura que los cambios son para bien. Estamos a unos meses de iniciar una nueva aventura de vida mi hijo y yo, y espero de todo corazón que resulte bien, porque lo que viene lo considero una mejor oportunidad y calidad de vida para mi chiquitito.
La historia de Mayra y Emmanuel es la historia de muchas familias, pero también la prueba de que las circunstancias no nos hacen, somos nosotros quienes las transformamos enfocados en el amor por nuestros hijos y nuestro deseo de darles una buena vida.
La interacción con Mayra, me dejó una reflexión y un sentimiento intenso de satisfacción. Hoy Emir volvió de la escuela de dónde se está graduando de 2do de primaria. Trajo consigo una foto de su clase. Mientras escuchaba cómo nombraba a cada uno de sus compañeros, me puse a pensar en el día en que me dieron la noticia de su condición, y pensé, cuántas cosas me hubiera perdido si hubiera permitido que el temor se sobreponga al amor..
Me habría privado de los momentos más felices de mi vida. Tal vez nunca habría sido tan feliz.
Mi mundo son ellos, Emir y Ayelén, y le agradezco a Dios por haberlos puesto en nuestras vidas, así, tal y como son, porque realmente durante estos años nunca nos ha faltado nada, nos ha sobrado todo, nos ha transformado el amor y nos ha enseñado el significado de la verdadera felicidad.
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Muchas gracias Beisy, es un placer poder compartir y gracias por leernos y por escribirnos también.
Eliana te admiro muchísimo no sabes lo bien que me ha hecho leer cada cosa que públicas, es difícil no sentirse perdido algunas veces, y siempre tener algo que leer y aprender ayuda mucho, gracias de verdad.