Estamos felices de ser parte del #BarbieProject y hoy compartimos la creatividad escondida en las actividades típicas, hemos puestos los electrónicos a un lado para jugar en el jardín.
Hemos renunciado a los electrónicos porque son un dolor de cabeza. Cuando los ipads están al alcance de todos, hablamos menos, nos movemos menos, y hacemos mucho menos como familia.
Nuestro caso puede no ser el caso de todos, así que quienes aman los ipads y los video juegos, por favor no se lo tomen a lo personal.
El hecho es que nuestra decisión de renunciar a los electrónicos fue bien pensada, yo personalmente quería hacer la prueba de darle a los niños sólo juguetes básicos para motivar su creatividad, y volver a la esencia del juego y de la curiosidad de simplemente “pretender”. Así que no estamos gastando en baterías ni electricidad de ningún tipo. Veremos cuánto dura el experimento.
Pretender que estás observando la vida con tus binoculares rosa. “¿Qué ves Ayelén? Veo mariposas, mamá. También veo unicornios. Unicornios, ¿Y cómo son los unicornios, Ayelén? Son lindos, mamá”
Yo también he pasado por la crisis electrónico como individuo, una época en la que todo mi círculo de conexión era online, en la que no dormía pensando en que escribiría al día siguiente, en la que me pasaba noches despiertas alimentando mi blog, respondiendo correos electrónicos, comentarios. Pero la vida real no está allí adentro, está aquí afuera, y la creatividad se alimenta de la vida, no sucede nunca al revés. Sin musa no hay artista.
Con su cámara de los años 80, Ayelén está aprendiendo a darle vuelta al carrete, a mirar por el huequito pequeño, y a esperar que mamá algún día revele sus fotos, y lo voy a hacer, lo prometo!
Y ahí estaba la Yaya, tratando de entender como girar el rollo para sacar la próximo foto, y cuando se rendía paraba para reírse a carcajadas. Al final no se si logró sacar algún foto, pero yo le tomé varias.
Siguió con su cámara, sus binoculares y su linterna explorando el jardín, riendo sóla, admirándose de las cosas que siempre han estado ahí. A ella hay que darle una empujadita para que se anime a dejar la comodidad del aire acondicionado, los dibujos animados, o el ipad, pero cuando finalmente sale, como se ríe, como habla, como disfruta.
Así que renunciar a los electrónicos para nosotros no ha sido nada malo, aún si volvemos a ellos ya sabemos que lo tradicional nunca pasa de moda, y que las experiencias, el aire fresco y la vida, llenan nuestras vidas de creatividad.
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