Algunos niños aprenden que el llanto es el mejor modo de conseguir todo lo que quieren, otros sin embargo encuentran en el llanto y el lloriqueo una manera efectiva de expresar su molestia. Y aunque llamar a un niño “llorón” no lo ayudará a superar esta mala actitud, así es como se los conoce en todos lados.
A continuación consejos para lidiar con niños llorones, pero sobre todo, para ayudarles a superar esta etapa.
Es normal que los bebés o niños pequeños se expresen a través del llanto, en este caso el llanto es un proceso natural de comunicación que aunque sucede en un inicio de manera espontánea, rápidamente le enseña al niño que es la mejor manera de llamar la atención de sus padres o cuidadores cuando tiene hambre, está cansado, quiere que le cambien el pañal o tan sólo que lo carguen.
Los padres reaccionamos instantáneamente ante el llanto de los hijos, ya que en nuestra calidad de adultos lo asociamos inmediatamente al dolor, al peligro o a la tristeza, pero, ¿qué pasa cuando los niños dejan de ser bebés o pequeños, pero todavía lloran por todo? No sólo en casa manteniéndonos a todos en estado de tensión, pero también y quizás más aún en lugares públicos cuando reconocen el poder que ejerce su actitud.
Aquí 4 técnicas sencillas para re-direccionar a tu hijo y enseñarle que con llanto, no se consigue nada!
1. IDENTIFICAR LA INTENCION DEL LLANTO
Aunque hay niños más sensibles que otros, hay una diferencia entre sensibilidad y lloriqueo consciente. Los niños sensibles pueden conmoverse fácilmente o ser tímidos y utilizar el llanto como respuesta a la inseguridad o temor, en cambio los niños que lloran conscientemente hacen todo lo contrario, utilizan el llanto como una herramienta para ganar poder, manipular a los demás y tener una respuesta inmediata a sus actos. Como padre, obviamente querrás ofrecer a tu hijo soporte y seguridad cuando llora por temor o tristeza, pero cuando tu hijo llora por capricho o por conseguir las cosas que quiere tentando tu autoridad y paciencia, entonces la mejor idea es dejarlo llorar, restando importancia a su mala actitud.
Si estás en un lugar público, que no te de pena, deja que llore, agarra una revista o mira tu teléfono mientras se calma, mientras memo reacción reciba, más rápido entenderá que no está logrando nada. Con la experiencia con mi hija, quien llora por impotencia,he aprendido a ignorarla y cuando termina le pregunto: “¿Ya terminaste de llorar? Ok, la respuesta sigue siendo la misma “No”, ahora nos podemos ir. “
2. ANALIZAR SINCERAMENTE TU ACTITUD Y REACCION COMO PADRE
La gran mayoría de padres de hijos que utilizan esta técnica de control, los justifican y motivan inconscientemente, justificando de un modo u otro el porqué de este comportamiento. Lo más común es escuchar “Es mi culpa porque yo lo hice llorón” Estás perdonado, todos nos equivocamos como padres, pero ahora que entiendes que hay un problema, toma acción y resuélvelo, no dejes que siga sucediendo y que este círculo vicioso afecte la vida de tu hijo y su integración en la escuela y en la vida en general.
Le enseñaste que llorando se consiguen las cosas, así como aprendió eso aprenderá también que llorando no se consigue nada y hay un modo mejor de comunicarse.
3. QUE PASA DESPUES DEL LLANTO
Si has puesto en práctica el punto número 1 en una situación cotidiana en la que el niño llora en vez de pedir las cosas, es tiempo de aprovechar la oportunidad para enséñale a tu hijo que hablar es la manera respetuosa y es la técnica que funciona mejor. Para los niños no verbales o con retos de lenguaje, el llanto tampoco debe ser justificado, en cambio se le debe facilitar la comunicación con herramientas alternativas como fichas, fotos, señales, etc.
Es en esos momentos de estrés que como padres debemos ser más objetivos que nunca y decirles cosas como “Hasta que no dejes de llorar o te calmes no te daré el dulce o el juguete” Una vez el niño se ha calmado y ha parado de llorar, tendrá la oportunidad de hacer las cosas bien y utilizar sus palabras para hacer el pedido, si lo hace, el padre deberá contestar fortaleciendo el comportamiento positivo con una frase, como ” Ahora que lo pides hablando y con tranquilidad, te has ganado el dulce o el juguete, muy bien hecho” Más de eso es demasiado para cualquier niño, no queremos darles un seminario entero de comportamiento pero enseñarles de forma práctica lo que funciona.
4. PERSEVERANCIA, AUTO-CONTROL Y GRANDES DOSIS DE PACIENCIA
Ningún mal hábito se rompe en un día, hace falta ser perseverantes en nuestro propósito, y sobre todo, tenemos que ejercitar la paciencia y el auto-control. No todos los días son buenos, algunas veces porque tenemos demasiado en la cabeza reaccionaremos impulsivamente, sin embargo y en todo lo posible, pensar en el bienestar de nuestros hijos y en cómo la educación y el buen comportamiento son herramientas indispensables en la integración de cualquier ser humano, nos ayudará a ganar la paciencia basada en el amor, que todos practicamos y aprendemos en nuestro rol de padres.
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