Mientras la gente sigue pidiéndole a Disney que haga una película con protagonistas con discapacidad, su más reciente éxito: Frozen, trae el más inspirador e increíble mensaje de inclusión y diversidad.
Como muchos seguimos pensando que la discapacidad tiene una cara específica, tal vez no hemos analizado el verdadero mensaje del problema aparente que la Princesa Elsa presenta en esta película.
Después de que con sus poderes de nacimiento casi congela el corazón de su hermana Anna, Elsa es recluida a la oscuridad de su habitación por siempre. No ha sido castigada ni enjuiciada, sus padres lo han hecho por amor. Por amor la están protegiendo del mundo, por amor la han alejado de su hermana, por amor la han privado de la vida.
¿Te parece familiar este comportamiento?
Es alejada del mundo para que nadie pueda ver ni ser testigo de esa cosa “rara” que pasa con ella, y que haría que los demás la juzguen, sin contar que los pondría en riesgo si ella pierde el control. Por años Elsa permanece en su habitación junto a su desgracia, víctima del temor, sintiendo que lo que tiene es una maldición. Mientras más tiempo pasa, más se congela el mundo a su alrededor, más miedo tiene Elsa, hasta el día aquel en que finalmente es coronada.
Cuando pierde el control tratando de explicarle a Anna que no puede casarse con un hombre que acaba de conocer, Elsa crea un monstruoso témpano de hielo para protegerse, y huye despavorida congelando todo a su paso y dejando su reino en hielo. Esa maldición que la aleja de todo le permite crear belleza en su soledad, pero no sabe utilizarla para poder demostrarles a los demás de todo lo que es capaz. ¿Como podría si fue condenada a la soledad?
El mundo alrededor la culpa, la juzga, la aleja. Nadie ve la belleza que hay detrás de la maldición, nadie entiende que lo desconocido o lo malo, utilizado a nuestro favor, puede convertirse en una capacidad, en una manera diferente de ver la vida y crear belleza.
Finalmente Elsa entiende que su enemigo no es su poder de convertirlo todo en hielo, es en realidad el temor y la falta de fe en el amor. Cuando finalmente aprende a controlar sus poderes, Elsa es capaz de transformarlo todo para bien, y todos alrededor comprenden que lo que pasa con ella no es una maldición, es todo lo contrario, un regalo.
Así son los cuentos de hadas, siempre tienen un final feliz, pero en este preciso caso, tiene una gran enseñanza, y es aprender a ser valientes, a enfrentarnos a nuestros retos y a nuestros temores, a creer en el amor. A celebrar la diversidad, la inclusión, la tolerancia!
No importa cuántas veces la vea, siempre me conmueve su mensaje: El poder de abrir nuestras mentes a la diversidad, y aprender a celebrar las diferencias como regalos que pueden obrar milagros.
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