Esta mañana estaba pensando en cómo nuestras actitudes influencian nuestra vida y nuestro destino. Y es que Aceptar No es Lo Mismo Que Conformarse. 

No es lo mismo resignarse, que transformarse.

El proceso de identificar nuestros sentimientos  y la manera correcta de expresarlos, es el secreto para alcanzar el nivel óptimo de aceptación que nos permite disfrutar de la vida pese a sus retos, que nos da la oportunidad de abrir una puerta de esperanza para quienes se identifican en su humanidad y se acercan a nuestras experiencias para darse cuenta que todavía hay mucho por hacer cuando vemos la vida desde la posibilidad ilimitada de escribir nuestra propia historia.

En mis años de camino he aprendido que:

  • ser sensibles no nos hace débiles, nos hace humanos y nos conecta de formas poderosas con sentimientos y emociones que nos recuerdan que la vida es mucho más de lo que podemos ver o entender
  • que mostrarnos vulnerables no nos hace perdedores, todo lo contrario, ayuda a que otros se sientan identificados y se sientan motivados a seguir remando desde la humildad y la grandeza de saber que todos nos enfrentamos a retos y momentos difíciles,
  • que hablar abiertamente de nuestros retos no nos hace inferiores; todo lo contrario, nos hace humanos, nos hace reales y sobre todo, elimina la fantasía de que el éxito tiene solo un camino o un objetivo cuando en realidad, no es otra cosa que seguir adelante seguros de que todo, absoulatemente todo tiene algo que contribuir en nuestro crecimiento espiritual cuando estamos listos.

Conformarse es darse por vencido, es aceptar que ya no hay nada por hacer, sólo queda rendirse y vivir en un estado constante de pérdida, de melancolía.

  • Aceptar es subir un paso más arriba y llegar donde muchos nunca llegan, el aprendizaje.
  • Es tener la capacidad de mirar la situación desde lo alto y entender que por si misma no tiene el poder de definir nuestras vidas. Tenemos el control más grande que control sobre nosotros mismos.
  • Es darle la bienvenida al reto para convertirlo en una oportunidad, a veces la oportunidad más increíble e inesperada, aunque haya sido la menos deseada del mundo. Una que termina transformándote la vida para siempre.

Resignarse es perder la esperanza, es nunca encontrar la respuesta.

Transformarse es tomar todo ese dolor, esa angustia, esa frustración, y ponerla a trabajar por el cambio que necesitamos ver para entender que en esta vida nada pasa por error. El error lo cometemos nosotros cuando dejamos que una circunstancia nos corte las alas. Cuando en cambio decidimos volar más alto que los aparentes límites, seguimos creciendo y evolucionando como seres humanos.

Para hablar de aceptación, de transformación, de amor verdadero:

  • Hace falta salir de los círculos de perfección aparente en busca de un espacio ideal, para encontrar perfección en cada situación imperfecta, incluídos nuestros sentimientos y acciones.
  • Hace falta moverse en un ambiente diferente donde el esfuerzo, la devoción y la pasión nos devuelva al propósito de la vida de hacer nuestro mejor esfuerzo para sentirnos siempre agradecidos, en vez de castigarnos bajo la ilusión de haber perdido. No hay nada que perder, siempre hay mucho por ganar.

La experiencia transformadora es darnos cuenta que la celebración de nuestras diferencias es lo que genera la aceptación plena de la individualidad. No necesitamos cambiar a nadie, en cambio necesitamos aceptarnos a nosotros mismos y seguir trabajando por ser mejores, en vez de ir por la vida dando consejos no solicitados para decirle a los demás que hacer, cuando en realidad, todos tenemos tanto pendiente de modo personal.

Entonces aprenderemos a sentirnos orgullosos de cada paso sin necesidad de compararlo, perderemos el deseo de reparar lo que nunca ha estado roto, celebraremos todo lo que tenemos como el mayor tesoro, aprenderemos a utilizar nuestras habilidades, en vez de dejar que nos limite la ilusión de los límites.

Eliana Tardio
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About Eliana Tardio

En este espacio Eliana comparte su pasión por un mundo inclusivo a través de las historias de integración natural de sus dos hijos, Emir y Ayelén, quienes crecen y desarrollan sus talentos como modelos de diferentes marcas internacionales. Viviendo con pasión, compasión y estilo; esta es una vida totalmente imperfecta que celebra pequeños grandes triunfos mientras interpreta las enseñanzas en los retos. Eliana fue nombrada el 2015 como Mejor Activista Latina en US gracias a Latinos in Social Media.

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