El modo en que percibimos los retos de desarrollo o problemas de aprendizaje de nuestros hijos hace una diferencia vital en el apoyo que les podemos ofrecer para superar, o alcanzar su máxima capacidad basados en sus habilidades individuales, y por ello es esencial identificar si nuestro hijo realmente “No quiere, o es acaso que no puede cumplir con una tarea”; resultado de sus habilidades y retos únicos como ser humano.
No es poco común escuchar a los padres refiriéndose a sus hijos como niños “que no quieren hablar”, “que no quieren portarse bien”, “que no quieren ir al baño”, “que no quiere aprender”, etc. Lo contraproducente de este mensaje, es que lamentablemente funciona como un comodín para muchos padres que no terminan de aceptar o comprender que su hijo tiene necesidades especiales de algún tipo. Esta negación inconsciente que tiene como base el amor, puede enfrentarlos a serios episodios de frustración e impotencia al no ver el resultado esperado o deseado en el desarrollo de sus hijos.
¿Cómo sobreponerse a estos sentimientos, y comprender la realidad de que muchas veces no es que el niño no quiere, sino que sinceramente no puede?
La aceptación es la base del éxito.- Y para lograrla debemos enfrentar la realidad, y tomar la decisión de evaluar a nuestros hijos si es necesario, para identificar la base del reto y actuar apropiadamente. Como padres, estar informados de las probabilidades que trae un diagnóstico, en ningún momento busca limitar al niño, todo lo contrario, es un recurso para entenderlo, y lograr las acomodaciones esenciales para lograr su máximo rendimiento.
Ningún niño “no quiere hacer algo” por capricho.- Y es importante entenderlo bien, porque el desarrollo es un proceso natural que se da como resultado de la madurez mental de cada ser humano, y es imposible para el niño “pretender” a tiempo completo que no puede hacer algo. Si el niño aún no ha ganado las habilidades para caminar, hablar, ir al baño solo, avanzar en sus tareas, etc..; forzarlo, enojarnos, ponernos tristes, o nerviosos, no ejercerá ninguna diferencia positiva, todo lo contrario, puede intimidar y desmotivar al niño. Cuando el niño esté listo, cumplirá la meta gracias al esfuerzo y apoyo recibido, mientras no sea así, lo mejor que podemos hacer es disfrutar el camino, y seguir reforzando el aprendizaje de manera natural, mientras creamos momentos de alegría, aceptación, y celebración para nuestras familias. El peor error que podemos cometer como padres es culpar a nuestros hijos de sus retos, o enfrentarlos como un problema.
Algunas cosas no llegan del modo que las esperábamos, y está bien.- Sin importar la cantidad de terapias, reforzamientos escolares, inclusión, y más servicios; muchas personas no alcanzarán ciertas habilidades de modo típico, y probablemente necesitarán otro tipo de apoyos, como ser: Dispositivos de lenguaje, apoyos ortopédicos, refuerzos académicos, etc. No conseguir que nuestros hijos no sean igual que todos no significa que hemos fallado como padres, es simplemente la naturaleza de su individualidad, y mientras como padres no aceptemos que hay diferentes maneras de ser y existir, no seremos capaces de celebrarlos, y normalizar el modo único en el que se manejan por la vida.
Es normal que mientras más joven sea el hijo, más fuertes sean los sentimientos de culpa, inseguridad, e incertidumbre acerca del futuro por parte de sus padres. Parte de crecer y madurar junto a ellos, es adaptarse a sus necesidades, y familiarizarse con conceptos, situaciones, y opciones que antes desconocíamos. Hay un proceso importante de transformación en nuestras mentes, y toma tiempo, así que en el proceso lo más importante es: Tenernos paciencia como padres y recordar, que muchos de estos sentimientos son producto del gran amor que sentimos por nuestros hijos, y que se encuentra todavía en el proceso de aprender.
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Claro que si, Soraya. Paciencia, mucho amor, y la capacidad de tener la mente abierta para ver el progreso aunque sea pequeño.
Excelente aporte gracias Eliana me ayudo a entender mas ami linda beba que le cuestan varias cosas. Pero eso si todo es de paciencia. Bendiciones, saludos desde El Salvador.