Pronto mi hijo Emir cumplirá 11 años. No se dónde se fue el tiempo, ni cómo pasó tan rápido. Lo único que se, es que cada nuevo día cuando abro los ojos y lo encuentro acostado a mi lado porque se cruzó a mi cama a la mitad de la noche porque le hacía frío, solo puedo sentirme total y completamente bendecida de tenerlo en mi vida, y ser capaz de ser la persona que le de ese amor, ese calor, y esa seguridad: Su mamá.
No me siento con el poder de decir que “decidí dejarlo nacer”, porque como ser individual, no creo tener ese poder ni ese derecho. Respeto profundamente la intimidad y la decisión de cada persona, y ese no es un tema de discusión en mi repertorio. En cambio, si con mis palabras y mi historia, puedo responder las preguntas naturales que se asoman, cuando te enteras durante el embarazo que tu hijo tiene un desorden genético o una discapacidad, estas palabras son para ti.
Cuando te dicen durante el embarazo que tu hijo tiene una discapacidad o un desorden genético, te va a doler, vas a sentir que se te cae el mundo. Vas a sentir una presión indescriptible en la cabeza, en el pecho, y en el corazón, quizás algo que nunca antes habías sentido. Y te vas a preguntar cosas, como: ¿Qué es lo correcto? ¿Podré con él? ¿Porqué a mi? ¿Porqué a él? ¿Cómo esto afectará mi vida? ¿Cómo esto afectará mi relación de pareja? ¿Cómo será mi hijo? . Las preguntas no cesan, las respuestas son escasas y sólo llegan con el tiempo.
Te van a proponer interrumpir el embarazo. Y efectivamente, ese es tu cuerpo, ese es tu vientre, y ese es tu hijo. Tienes la decisión humana de elegir, pero si eliges basada en los prejuicios, la ignorancia, y la hostilidad de la gente, probablemente tomarás una decisión influenciada por esos motivos, y te privarás del verdadero derecho: El derecho de elegir.
En estos momentos, acércate a los que amas, y antes compartir tus dudas, asegúrate de que esas personas a las que les estás dando el derecho de influir en tu decisión y tu vida, te aman tanto como tu los amas a ellos. ¿Porqué? Porque ciertamente lo que más necesitas en este momento, es recordar el valor del amor, y de aquellos que te aman en tus imperfecciones, y aquellos a los que tu amas en las mismas. Este es el momento para reflexionar acerca de nuestro concepto de perfección.
Lo que viene no será fácil, porque en realidad nunca lo es sin importar la condición de un hijo, y muchas veces sentirás temor, sentirás ansiedad, y será difícil para ti tratar de resumir tus dudas tratando de no pensar en el futuro y sus retos, pero créeme, la vida será mucho más fácil de lo que imaginas, y lo vas a ver crecer, y lo vas a amar como nunca has amado.. y un día vas a despertar, y te vas a preguntar dónde se fueron los años. Y te vas a sentir feliz, orgullosa, bendecida, y agradecida por tenerlo en tu vida.
Dejarás de ver la circunstancia como un reto inesperado, porque esa ya no será una estadística que miras desde fuera, esa se convertirá en tu vida, y vas a reír, vas a llorar, y en tus manos estará la decisión de ser feliz, porque esa tampoco es una estadística: Eso lo decides tu, y nadie más que tu, y créeme, lo único especial y diferente de ese hijo, es que no hay otro parecido a él, porque es tuyo.
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2 Comments on “En La Dulce Espera De Un Hijo Con Un Desorden Genético”
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