Si seguimos la filosofía de Ricardo Arjona y su canción “El Problema”, llegaríamos a la conclusión de que el problema del síndrome de Down no es el verdadero problema, el problema somos nosotros cuando no entendemos ciertas cosas importantes.
El problema del síndrome de Down comienza cuando no podemos diferenciar entre el ser humano y el síndrome.
Las personas NO SON síndrome de Down. Son personas, y como cualquier persona, tienen características únicas, basadas en este caso, en una condición. Sin embargo, todos sin excepción, tenemos retos personales, habilidades, debilidades, y fortalezas. No es más exitoso el que tiene menor discapacidad, sino el que aprende a utilizar su capacidad al máximo.
El siguiente problema del síndrome de Down es la percepción equivocada que se tiene de él cuando se lo ve como un problema que hay que reparar o curar.
El síndrome de Down no es una enfermedad, por tanto, no se cura. No hace faltar empeñar lo que no tenemos, tratando de encontrar terapias milagrosas, vitaminas o compuestos regeneradores del cerebro, o centros especializados que prometan el milagro.
En cambio lo que hace falta, es tomarse un par de vitaminas extras al día para tener la energía que implica salir a la vida a luchar por tu hijo sin excusas. Esa dosis extra de fuerza y claridad mental es sin duda necesaria, cuando te das cuenta que todo lo que necesita está allá afuera, disponible y de manera gratuita, aunque haya que luchar por ello.
Tu trabajo como padre no será fácil, porque tendrás que integrarlo, trabajar duro para que aprenda a creer en si mismo, oponerte a los pronósticos y seguir luchando, y empeñar, si, todo tu amor, devoción y fe para que viviendo una vida plena, alcance esas habilidades que a veces pensamos que solo aprenderán con terapias. Que fortalezca el cerebro gracias al estímulo natural que experimentará cuando se siente retado, motivado, e incluido. Ahí está realmente el milagro.
El tercer problema del síndrome de Down es que seguimos pensando que hay una etiqueta que los define a todos, y entonces,
O estamos a favor o en contra de una u de otra, cuando en realidad, no deberíamos de pensar en encontrar una etiqueta general que nos haga sentir cómodos. Tenemos que comenzar a ver a nuestros hijos como individuos, y dentro de esa individualidad, ser capaces de describirlos sin presiones, sin prejuicios, y sin influencia de terceros.
El cuarto problema del síndrome de Down no es que las personas con síndrome de Down no puedan,
Sino que quienes están supuestos a enseñarles, son el verdadero problema, porque no saben cómo hacerlo. Y el problema radica en que para poder hay que creer, y mirando un paso más arriba, la responsabilidad recae fuertemente una vez más en nosotros como padres. No podemos ni debemos andar culpando al mundo de lo que nuestros hijos no pueden, es cierto, no es fácil, pero no hay poción mágica ni angel de la guarda. Para hacer la diferencia en la vida de tu hijo, los pasos son claros y certeros: Edúcate para educar. Aprende para enseñar. No esperes de los demás, lo que no estás dispuesto a hacer tu mismo.
Y para finalizar, el quinto problema del síndrome de Down, es no querer aceptar que tenemos un problema con él.
Y no es hasta que como padres, enfrentemos nuestros temores, superemos nuestros prejuicios, y estemos listos para aprender, enseñar, y predicar con el ejemplo, que el problema del síndrome de Down, dejará de ser un problema, para nosotros y para todos quienes nos rodean.
La responsabilidad es grande, el trabajo duro, pero que el amor sea todavía más fuerte, más poderoso, y totalmente transformador.
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