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En el mes de octubre se celebran diferentes causas, entre ellas el ADHD, en español el Trastorno de Hiper-actividad y Deficit de Atención – THDA-. Understood ha dedicado este mes a crear conciencia presentando los perfiles de 31 personas que viviendo con alguno de estos retos sin rostro, han logrado salir adelante y definir su propio éxito.
En el día 16 estoy yo, hablando de mi experiencia viviendo con ADHD o Transtorno de Hiper-actividad y Deficit de Atención.
Abrir el corazón para compartir esta experiencia de la que hablo poco pero vivo sin pausa, fue una oportunidad para pensar en mi vida y tomar conciencia acerca de la importancia de educar para que otros no vivan lo que yo viví.
¿Qué pasa con los retos sin rostro?
Como aparentemente el niño no tiene una discapacidad visible que pueda ser identificada basada en su aspecto, nuestras familias y comunidades asumen inmediatamente que:
- El niño es un problema y le encanta hacerle la vida imposible a otros
- Es maleducado y caprichoso
- El niño es rebelde y confrontacional
- Es decisión y responsabilidad del niño y sus padres buscar una solución
¿Cuál es el resultado de juzgar lo que no conocemos en vez de educarnos para entender estos retos sin rostro?
- Los niños crecen sintiendo que son un problema y cuando se cansan de luchar por ser diferentes, se convierten en el peor problema para si mismos
- Pierden oportunidades valiosas de educación e integración en la comunidad
- Crean un círculo de equivocaciones y dolor a su alrededor, porque no logran entender lo que está mal con ellos
- Obviamente tienen una mayor tendencia a utilizar drogas, alcohol, y buscar formas alternativas de escapar del círculo
Esto lo aprendí de mi propia historia, nadie me lo contó, ni lo leí en ningún libro.
Me pasé la vida entera en problemas, siendo juzgada y castigada por ser quien soy. Mi madre siempre fue mi mayor defensora y promotora, y me enseñó siempre a utilizar mi voz de forma positiva; aún así, falleció cuando yo era muy joven, y probablemente nunca entendió muchos de mis comportamientos.
Crecí con una ansiedad social intensa, que recién comprendí cuando fui diagnosticada con ADHD a edad adulta. La pregunta de “¿por qué no tienes amigos?, y ¿por qué no eres una niña normal?” fue mi pan de cada día durante la niñez.
Así que tener la oportunidad de sentarme con un profesional que dedujo y me explicó cada uno de esos momentos que para mi no tenían lógica; fue uno de los momentos más significativos y sanadores de mi vida. Voy a estar eternamente agradecida por eso, porque a partir de ahí comencé a percibirme de un modo diferente, me perdoné por mis errores, y abracé el camino que me ha llevado donde estoy hoy.
Soy un ser humano increíblemente imperfecto, quien ha sido bendecido con el amor de sus hijos. Los amo por ser mis hijos, pero los amo aún más porque ese amor incondicional y honesto que han traído a mi vida, llegó a curar cada una de mis heridas. Es impresionante la fuerza que el amor ejerce, y el poder que tiene que la aceptación.
Desde ahí parte la lógica de este artículo y de mis palabras.
- Primero: Dejemos de juzgar lo que desconocemos para comenzar a apoyar y entender a los tienen retos sin rostro, y necesitan tanta ayuda de nosotros.
- Segundo: Seamos conscientes del valor de la aceptación. Todos necesitamos ser amados, aceptados y celebrados para ser exitosos.
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Gracias Sylvia. Así es, es importante entender que al final, detrás del comportamiento de cada niño, hay una razón poderosa. Gracias por tu visita.
Muy informativo este artículo. Y muy valiente eres en compartir tus experiencias con ADHD. La educación es muy importante para así poder entender las personas que padecen de esta condición. Gracias