Todos los buenos padres comparten algo en común, detrás de sus guerras personales y sus enfrentamientos con el mundo, tienen un objetivo claro: Ver a sus hijos felices. Durante todo estos años escribiendo en este blog y contestando preguntas de manera constante, nunca me había sentido tan tocada por una pregunta tan básica y tan simple. Una madre me escribió diciendo: “¿Cómo consigo que mi hijo sea feliz en este mundo tan difícil que nos ha tocado vivir?” La respuesta también es simple en su complejidad: “Tu hijo será feliz si tu eres feliz.”
Pero cómo podemos alcanzar esa felicidad cuando como dice esta madre, la felicidad no llega de modo natural y todo lo contrario, nos tenemos que enfrentar de modo constante a retos inesperados y a malas noticias, como si ya no tuviéramos bastantes. Cómo encontrar el balance para superar la crisis de la incertidumbre y aprender a vivir sin tristeza, rencor o remordimiento por las cosas que quisiéramos pero no podemos conseguir.
- Aceptación Plena.- Aunque un padre nunca se rinde, un padre entiende que aceptación plena significa, como dice el dicho, aprender a vivir con las cosas que no podemos cambiar. Aceptación plena significa entender que aunque no podemos cambiar el mundo, podemos cambiar nuestra mentalidad en relación a las cosas que nos afectan. Cuando has experimentado la tranquilidad que la aceptación plena regala, estás listos para volver a sonreír con el alma.
- Fortaleza en los Retos.- La vida es una ruta totalmente inesperada, a veces uno piensa que ya encontró el camino y se acostumbra a seguirlo día a día, sin pensar y sin hacer mucho esfuerzo. Pero de repente y en el momento menos pensado, las piedras aparecen y nos hacen perder el control. Podemos ver los retos como enemigos constantes, o podemos aprender a enfrentarlos con fortaleza y determinación. Podemos estancarnos en el problema, o decidirnos a dar el próximo paso y mirar hacia adelante y desde una perspectiva más alta que nos devolverá el control.
- Amor cuando nada más tiene sentido.- Demás está decir que hay días oscuros en la vida, días en los que nada parece tener sentido, días en los que uno se pregunta si valen la pena tantas luchas o es mejor rendirse ante el destino y someterse a las expectativas de los demás, porque las propias son demasiado complejas. En esos momentos cuando parece que nada más funciona y ya estás cansado de tanto luchar y a pesar de haberlo probado todo, sigues en el mismo lugar, entonces prueba el amor. Prueba vaciar tu corazón del rencor, de la angustia y de la tristeza, y piensa en el amor, piensa las pequeñas cosas que te hacen feliz. Ve por ellas, abrázalas y aunque no me creas, estarás recuperando la fortaleza antes de lo que piensas.
- Asume la responsabilidad de ser feliz y de enseñarle a tu hijo a ser feliz con tu ejemplo.- El mayor enemigo de la felicidad es el ego, porque nos cuesta negarnos a los sentimientos negativos provocados por las injusticias y los ataques personales. Recuerda que no podemos controlar como el mundo se mueve alrededor de nosotros, pero si como respondemos a ello. Y en esos momentos cuando lo lógico o lo normal es reaccionar con molestia, practica una sonrisa. Cuando te sientas triste, busca motivos para ser feliz. Cuando te sientas impotente, recupera tu poder trabajando en la diferencia que quieres ver. No se trata de conseguirlo todo, pero de sentir que tu vida tiene un propósito.
Y aunque ser feliz es una decisión que requiere constancia, mucho amor y mucha fe, cuando la felicidad vive dentro, puede ponerse triste a veces, pero vuelvo a sonreír, y con cada una de esas sonrisas en lo dulce, en lo amargo, en lo ansiado y en lo inesperado, le estás enseñado a tu hijo a ser feliz y a sonreír contigo.
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