En los últimos días he estado siguiendo el caso del Harambe, el gorila asesinado en el intento de proteger al niño que cayó en su hábitat. No voy a hablar de si fue correcto o no matarlo, porque no tengo el concocimiento necesario para discutir esa decisión. No conozco las circunstancias del hecho, así que tampoco voy a emitir ningún tipo de juicio en relación a la madre o al niño, pero algo de lo que me interesa hablar y de lo que todos deberíamos reflexionar es de la fragilidad de la maternidad, que se demuestra en este caso específico.
Las redes sociales están cargadas de odio y juicio en contra de la madre. Hay gente pidiendo que le quiten al niño, que la encarcelen por la muerte del gorila, y que la castiguen por un error imperdonable como madre. Aún así, nadie sabe si esta mujer ha sido la madre más buena del mundo, y si este incidente es más una mala jugada del destino que una demostración de irresponsabilidad, pero así es la fragilidad de la maternidad, porque por ilógico que parezca no solo tenemos responsabilidad con nuestros propios hijos, el mundo tiene el derecho a juzgarnos implacablemente basados en su información limitada de los hechos, porque algunos dirán que no hace falta más información, pero créanme, para hacer un juicio objetivo hace falta mucho más que odio.
Quizás el incidente del gorila ha pasado en este momento a segundo plano, y el realmente importante para la mayoría de la gente es el de alimentar el morbo y el juicio en contra de esta madre, que de nuevo, no si es buena o mala, pero creo que ha sido privada de su derecho de ser percibida como un ser humano, más aún, como un padre de carne y hueso que está expuesto a situaciones inesperadas que pueden suceder en cuestión de minutos o segundos cuando uno es padre de un hijo pequeño.
“¡Qué le quiten al niño y lo pasen a las autoridades!!” A estos héroes anónimos con una opinión tan bien establecida y tan preocupados por el bienestar del niño, ¿y luego, qué? ¿Que el niño viva sin madre su vida entera dando brincos en familias de adopción temporal?
No se cuántos de ustedes han parado a pensar en la situación que la madre y el niño están viviendo en este momento, cuando no se sabe aún cual es el futuro de esta familia y si la madre será o no procesada por lo sucedido. No disminuyo el dolor que a todos nos provoca ver como una animal inocente es asesinado por una circunstancia que pudo haberse evitado, pero ahora que ya asesinamos al gorila, ¿Qué sigue? ¿Es tiempo de acabar también con la vida de la madre y de su familia?
Peor aún, ahora todos se compadecen del gorila, que por cierto, y al igual que otros animales en cautiverio, es colocado en un espacio limitado y privado de su naturaleza para satisfacer nuestra necesidad humana de contemplarlo y obviar su dolor como respuesta a nuestra satisfacción personal.
¿Hay que acabar el dolor con dolor, o peor aún, con odio? ¿No será mejor humanizarnos y entender la gran fragilidad que implica ser padres y madres, y lo difícil y confuso que es a veces cruzar por situaciones como esta, que jamás imaginamos vivir?
Es cierto, todos podemos opinar desde tierra firme y pensar: “Yo no soy la madre o el padre cuyo hijo terminaría en la jaula de un gorila.” Creo que ningún padre lo es, porque ningún padre desea vivir lo que está mujer está viviendo, pero aún así, ¿no te ha sucedido como padre que tu hijo te ha sorprendido extraviándose en una tienda? y sí, nunca lo había hecho antes. Tristemente, eso puede aplicarse al caso del niño y el gorila, y aunque no queramos aceptarlo o por lo menos parar el juicio para analizarlo, no es una situación tan ajena como parece.
Pero bueno, que vivan los seres humanos perfectos. En lo único que estoy de acuerdo es en lo que muchos dicen, puede que el gorila hubiera sido mejor que todos nosotros.
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Tienes toda la razón Ana, y qué interesante tu observación, yo no sabía que el papá también estaba presente. Pero es común, siempre tenemos estas tendencias a culpar a la madre de todo. Gracias por tu visita!
A mí sinceramente me parece que la gente está infantilizada perdida por culpa de las peliculitas de Disney. Que sí, que da penita el gorila porque estaba “protegiendo” al niño a su brusca manera, y que ojalá que no hubiera tenido que morir, por supuesto… pero JODER QUE ES UN GORILA, YA ESTÁ BIEN DE TANTA TONTERÍA HOMBRE!! ABANDONAN PERROS A TODAS HORAS! MALTRATAN POLLOS Y CERDOS EN GRANJAS! MUEREN PERSONAS EN GUERRAS absurdas por el petróleo, y este circo por un puto gorila? Vamos, no me jodas…
Que, oye, si los padres son unos irresponsables, me parece perfecto que los investiguen, pero este escarnio público por que ha muerto un gorila para proteger a un niño de 4 años, es demencial. Y dice mucho de la poca empatía de la gente por sus semejantes.
Y esa otra, todos metiéndose con la madre, pero el padre también estaba allí…