Es fácil perderse y confundirse entre derechos y responsabilidades cuando hablamos de personas con discapacidad de cualquier edad. Aunque la tarea de luchar por igualdad y acceso pleno no es sencilla en ningún momento, y todo lo contrario, la mayoría del tiempo es agotadora, es importante no confundirnos en el camino y siempre tener presente que todo lo que hacemos, lo hacemos por lograr acceso equitativo para el desarrollo máximo y pleno de las capacidades de aquellos que amamos y por los cuales luchamos cada día.
Los derechos están escritos y son totalmente válidos, pero la realidad es que nunca se cumplen ni se aplican si uno como padre no los aprende, los defiende y los utiliza para hacer justicia. Por eso lo importante de asumir la responsabilidad de conocerlos, y de utilizarlos objetivamente y sin que se confundan con prejuicios propios y ajenos.
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Como padres tenemos que siempre tener en cuenta que la discapacidad no es sinónimo de privilegio, sino de adaptaciones y ajustes necesarios.
Si quieres una vida justa para tu hijo, hazte esta estas dos preguntas:
- ¿Cuáles son sus habilidades únicas?
- ¿Cuáles son sus necesidades especiales relacionadas a la discapacidad?
Hacerte estas preguntas te permitirá enfocarte en lo que tu hijo puede lograr basados en sus habilidades únicas, y te ayudará a entender cuáles son los apoyos que necesita y cómo conseguirlos. Entonces no estarás luchando por que se hagan diferencias, sino porque se hagan los ajustes necesarios para que las diferencias no existan.
2. La discapacidad no puede ni debe ser utilizada como una excusa para acceder a premios, regalos y excepciones que parten de la lástima.
Como se expresa en el entrenamiento de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas, la tendencia llamada: “Acercamiento de Caridad,” es la más antigua y sigue siendo la más común en nuestra sociedad. El sentimiento de creer que porque una persona tiene una discapacidad todo su entorno hace una caridad cuando se relaciona con ellos, es algo que solo nosotros como padres tenemos el poder de terminar.
¿Porqué hace más daño que bien?
- Porque mientras como padres sigamos presentado a nuestros hijos como una discapacidad, como seres fuera de lo común o seres de otro mundo, o como personas desvalidas que deben utilizar su fragilidad para conseguir las cosas, vamos a seguir alimentando el prejuicio y en vez de habilitarlos, vamos a seguir privándolos de su derecho de ser capaces siendo ellos mismos.
Todos tenemos sueños y todos tenemos habilidades únicas. Deja que sea tu hijo quien te muestre el camino, sus propios sueños y sus propias posibilidades. Cuando un sueño es verdadero, no hay nada que nos detenga, y en nuestro camino por conseguirlo vamos abriendo nuevas puertas y nuevas posibilidades.
No te confundas creyendo que porque tu hijo tiene una discapacidad, merece que las cosas pasen más rápido o ahorrarse las piedras del camino. Como todo el mundo tu hijo tendrá que luchar por sus sueños, y ahí es donde tu, sin buscar diferencias, te asegurarás que los prejuicios no lo limiten. Enfócate siempre en ver la posibilidad y enseñarle a tu hijo a hacer lo mismo, y recuerda que para ser feliz en la vida no hay que conseguirlo todo, sino lo que tiene el poder de hacernos felices.
Al final, criar un hijo con discapacidad no es tan difícil como parece, porque si miras más alto y analizas tu vida, la tarea es exactamente la misma que con cualquier otro hijo. Hay que estar presentes para conocerlos, hay que estar cerca para apoyarlos, hay que luchar con ellos y por ellos cuando haga falta, pero sobe todas las cosas, hay que creer en ellos y dejarlos soñar sus propios sueños.
Hay que dejar de luchar guerras sin sentido, y comenzar a celebrar triunfos que de verdad valen la pena.
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