Con los años he aprendido que cuando uno lucha incansablemente por darle a sus hijos las oportunidades que merecen, el único compromiso que uno debe tener es con sus propios hijos, porque de otra manera, y tratando de hacer felices a terceros, uno puede perder el camino.
Hay veces que hace bien escuchar, pero hay otras que lo único que uno tiene que escuchar es a su corazón de madre. Hay que obviar las críticas y juicios de terceros, quienes basados en sus propias limitaciones, muchas veces te tacharán de loca.
Muchas veces escuchas los primeros comentarios cuando tu hijo está pequeño: “Te estás volviendo loca, no puedes tapar el sol con un dedo” . Estás loca porque has decidido no rendirte ante los pronósticos y en vez de hacerlo lo más fácil, has tomado la decisión de salir de tu zona de confort para aprender más y tomar decisiones acertadas en vez de hacer lo que tiene predestinado el mundo.
Lo lógico sería pensar que en esos momentos deberías tener más apoyo y comprensión que nunca, pero lastimosamente, muchas veces serás tachada de obsesiva. Aún así, enfócate en tu objetivo y escucha a tu corazón. Que nadie apague tu llama.
A medida que tu hijo crezca y descubras su capacidad como individuo, te vas a fascinar en sus posibilidades. Y llegará el día en que no vas a tener dudas, y por ello, nunca más te conformarás con menos. En ese momento serás capaz de hacer preguntas directas. Habrás superado las lágrimas y el nerviosismo, y sabrás a ciencia cierta y sin dudas que siempre se puede hacer más. Podrás decir en voz alta: “Señores, ¡La discapacidad es una excusa!”
En esos momentos en el que el mundo debería estar emocionado e inspirado en tu lucha. En esos momentos en los cuales los que no saben deberían estar sedientos por aprender y ayudarte a cambiar el mundo, en esos momentos la gente pensará que estás loca.
Y muchos hasta te diagnosticarán sumergida en un intenso estado de negación. Aún así, no cedas. Nunca des un paso atrás, aunque en realidad, es prácticamente imposible volver atrás una vez has cruzado tus propios límites.
En muchos otros momentos sentirás que la gente te mira con sorpresa, incredulidad o indiferencia, y hasta a veces con lástima. Así de ignorantes podemos llegar a ser los seres humanos, cuando en vez de aprender, decidimos aferrarnos a nuestros prejuicios. Y un millón de veces sentirás que hablas o escribes en otro idioma, porque aunque el problema no es el léxico, hay realidades que suelen ser incomprensibles para quienes no quieren escucharlas. Pero es su problema, no el tuyo. ¡Tu, sigue hablando!
Y no dudes nunca de ti. Ni eres obsesiva, ni está en negación, y mucho menos estás loca. Eres valiente, eres luchadora, has hecho la tarea y sabes de lo que estás hablando. Mientras tanto ellos siguen estancados en el tiempo. Tu les llevas ventaja, y aunque será difícil, con perseverancia conseguirás lograr el cambio.
No dejes que la ignorancia ni el prejuicio intimiden tu lucha. No dejes que las limitaciones de otros oscurezcan tu luz. ¡Lucha!! Lucha con amor, lucha con fe. Síguete educando. No hay líder en este mundo que la haya tenido fácil. Todos han pasado exactamente por los mismos momentos de confusión y juicio, antes de haber alcanzado su propósito de transformar el mundo.
Desde dónde estés, tu también puedes hacerlo.
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Gracias Liliana.
GUAUUUUUUU EXCELENTEEEE!!!! LAS MEJORES PALABRAS Q PODÍA ESCUCHAR HOY.