Si partimos desde el principio de que los medios sociales son un espejo del comportamiento de nuestra sociedad, entonces podemos sentar argumento de que los comentarios más populares acerca de las personas con síndrome de Down, son los siguientes:
- No tienen maldad
- Son angelitos
- Eres bendecida/o porque tendrás un ángel por siempre
- Son los más felices del mundo
- Son niños especiales.. y más.
Lamentablemente en el intento de demostrar empatía, y muchas otras veces, ocultando bajo una etiqueta el temor a lo desconocido, la sociedad se ha estancado en estos prejuicios, que por tiernos e idealistas, lo único que hacen es limitar a las personas con síndrome de Down y con otras discapacidades.
Analicemos cómo esto afecta la inclusión natural de las personas con esta condición:
- El angelito comienza la escuela, y en vez de ser angelical, se comporta como un niño típico de su edad, que se mueve libremente, pelea, responde, hace berrinches, etc. Resultado. Porque nuestro prejuicio acerca de su condición limita su humanidad, en vez de responder a su comportamiento de modo natural como lo haríamos con cualquier niño de su edad, decidimos que no está listo para vivir una vida plena. Y con la excusa de que no sabemos cómo tratarlo, lo excluimos.
- Cuando creemos que es un niño especial y que no tiene maldad. En vez de darle la oportunidad de luchar sus propias guerras y aprender cómo lo haría cualquier niño, basado en experiencia y repetición, asumimos que tenemos que sobreprotegerlo.. todo porque no tiene maldad. Es el más feliz del mundo y por eso puede salir lastimado de lidiar con otros seres humanos de su misma edad, que pueden no ser tan felices como él. Resultado. Le estamos enseñando a ser indefenso, lo estamos aislando con la excusa de protegerlo, y lo estamos privando de algún día aprender a defenderse solo. Sin contar, que estamos privando al mundo de interactuar libremente con nuestro hijo y a través del ejemplo, aprender a respetar y celebrar la diversidad.
- Cuando los padres nos creemos el cuento de que somos especiales y la sociedad espera que hagamos siempre alguna monada fuera de serie para demostrar nuestra santidad. Nos ponemos presión absurda e innecesaria tratando de demostrar que somos mejores seres humanos que otros, cuando en realidad somos padres como todos. Padres que lloran, que ríen, que cometen errores y que aprenden de ellos. Padres que gritan, que piden perdón, que se arrepienten y que a veces deciden hacer lo más fácil.. porque así somos todos los padres.
Cambiando las etiquetas por oportunidades sin límites
- Reconoce al individuo y date y dale la oportunidad de verlo como a una persona única con habilidades y retos como todos
- Dale la oportunidad de aprender de sus iniciativas y errores como lo hace todo el mundo
- Deja de definir sus límites y sus posibilidades basado en sus características físicas. No los identifiques ni como grupo ni como estadística. Son individuos.
Y si después de leer este y mucho de los otros artículos que padres escriben para crear conciencia, prefieres mantener fiel a tus prejuicios y respondes con la típica excusa de que los etiquetas por amor, te invito a leer este artículo una vez más. Porque en tu compromiso está el cambio.
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