Me siento una persona inmensamente bendecida de tener una voz que utilizo de modo frecuente para apoyar a otras familias y para representar las necesidades y las preocupaciones de mi comunidad a todos los niveles. Llevo mi mensaje de igualdad clavado en el corazón, así que ya aún sin quererlo mi lucha es mi vida.
Porque son muchos los que caminan junto a nosotros, tengo la oportunidad de leer todo tipo de comentarios y mensajes de personas de todo el mundo, y una frase en particular que realmente llama mi atención, es el modo en el que las personas se comunican haciendo diferencias sin reconocer el impacto de sus palabras cuando utilizan la frase: – Los niños, “así.” – Aunque me gustaría responder a cada comentario con la pregunta, “¿Así, cómo?” no es posible, por eso quiero traerlo a discusión y a la reflexión de todos el día de hoy.
Como padre cuando te refieres a tu hijo como un “niño así”
Cuando identificas que otra persona comparte las características físicas o la condición genética de tu hijo, referirte a tu propio hijo y a otra persona con la misma condición como “un niño así,” es un estereotipo que refuerza el prejuicio de que todas las personas que comparten la misma condición son iguales y tienen un futuro impuesto.
No son niños “así.” Son niños, jóvenes o adultos, y no necesitan el calificativo “así,” que ni siquiera califica pero excluye.
Si tu intención es compartir que tu hijo también tiene la condición del mío, o con el calificativo “así” estás tratando de identificar similitudes, llámalas por su nombre, porque tratando de no nombrar el diagnóstico para no hacer diferencias o inventándose nuevas etiquetas para elevar la percepción de nuestros hijos no logramos nada.
Hay que hablar en primera persona y eso significa construir oraciones gramaticalmente correctas y dignas que identifiquen al sujeto y lo definan sin generalizar. En el caso de las personas con una discapacidad, son primero PERSONAS y tienen, o viven con una discapacidad específica.
No hay necesidad alguna de aislarlos identificándolos como niños “así”, o “especiales”, o “angelicales”, o con “capacidades diferentes”, o “pobrecitos”, etc, etc.
Mientras los sigas etiquetando sea cual sea tu intención, los sigues aislando del mundo y los sigues privando de su derecho universal de demostrar individualidad. Cuando lo etiquetas con una nueva etiqueta no estás rompiendo el ciclo del prejuicio, sino que le estás dando un nuevo nombre que sigue aislando y promoviendo las diferencias.
Como padre, como profesional, como parte de la sociedad, el lenguaje que usas determina las expectativas de la comunidad a la que te refieres. Quienes no tienen hijos con una discapacidad cometen errores totalmente comprensibles porque no viven la lucha, y necesitan ser guiados por los líderes, que somos nosotros, los padres de nuestros hijos.
Pero si nosotros como padres, en vez de promover la igualdad seguimos promoviendo los prejuicios y nos referimos a nuestros hijos como los “niños así,” ¿qué podemos esperar de quienes modelan sus actitudes basados en nuestro comportamiento?
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Gracias a usted por confiar en nosotros, Maria Eugenia, y por permitirnos ser parte de sus vidas y del crecimiento de Ismael.
No me canso de leer y reeler todos tus artículos, tan certeros, nos ayudan mucho, estamos saliendo adelante con mi pequeño sobrino Ismael de 4 añitos, gracias por compartirnos tus experiencias. Ustedes son nuestra inspiración. Bendiciones.