Uno de los mayores retos a los que me he enfrentado como individuo ha sido a aprender a recibir y pedir ayuda. Mi madre murió cuando yo era muy joven, y desde siempre y por lo complicado de su enfermedad, me enseñó a ser auto-suficiente y responsable.

Todo iba bien hasta el día en el cuál me convertí en madre. En mi mente y como pasa en la de la mayoría de las madres, nadie ama, conoce o puede cuidar mejor de mis hijos que yo, y obviamente así es, pero eso no significa que no podamos darnos un respiro en nombre de ese mismo amor.

También es cierto que en el intento de ser las madres perfectas no podemos hacer a un lado la realidad de que ni somos ni seremos eternas, y de que para dar amor tenemos que amarnos a nosotras mismas.

Lo que significa,

  • Necesitamos descansar
  • Necesitamos tener sueños personales
  • Necesitamos hablar de otra cosa que no sean nuestros hijos
  • Necesitamos decir “No” a veces y muchas veces
  • Y que por amor, necesitamos enseñarles a nuestros hijos a ser auto-suficientes dentro de sus propias capacidades

Las madres que aspiran a ser perfectas –me incluyo – terminan enfrentando crisis en las cuales ni siquiera alcanzan a reconocer que están viviendo en crisis porque sencillamente se han mentalizado para creer que no tienen tiempo ni derecho a ser humanas.

Algunos síntomas comunes que pasan desapercibidos en madres estresadas son,

  • Desánimo o hiperactividad
  • Impulsividad o demasiada sensibilidad
  • Dolores corporales
  • Falta de sueño
  • Ganancia o pérdida de peso

Creo que lo más difícil es aceptar que la ansiedad que nos empuja a hacerlo “todo y más” no es saludable, que no es normal enojarnos ni llorar por todo, que no es lo correcto vivir con dolores constantes que se vuelven parte de nuestra vida, que el café no reemplaza el sueño, y que nuestro cuerpo no es un globo para inflar y desinflar dependiendo de nuestro estado de ánimo.

Ser madre no es difícil, lo realmente difícil es ser una buena madre

Y aunque la sociedad te haya obligado a pensar que para ser buena madre tienes que ser una santa o que exigir apoyo por parte de tu pareja es inapropiado, déjame decirte que para ser una buena madre tienes que ser humana, tienes que reconocer que necesitas ayuda y tienes que aprender a pedir ayuda y a pensar en ti primero para poder pensar en los que amas con objetividad, con claridad y con amor.

¿Cómo aprender a pedir ayuda?

A mi en lo personal me ha tomado años sobreponerme a mis propios prejuicios relacionados a la maternidad, e incluso teniendo la oportunidad de que mis hijos tengan una asistente, por mucho tiempo no podía ni imaginar la idea de compartir la responsabilidad con alguien que jamás sería tan buena como yo.

Tratando de mostrarme fuerte muchas veces me he negado a recibir ayuda de propios y extraños, porque así como le pasa a muchas otras, me cuesta aceptar que a veces no puedo sola y no me gusta que nadie me tenga lástima.

Las buenas noticias son que he aprendido mucho y si yo he podido en mi circunstancia sobreponerme a mi tendencia a la beatificación maternal, otras madres también lo pueden lograr.

Con el tiempo he aprendido que efectivamente nadie será nunca mejor madre que yo para mis hijos, pero en el camino de abrirles el mundo no sólo me estoy dando un descanso, sino que les estoy ayudando a confiar en otros, una vez yo he completado mi tarea de verificar todo lo necesario para asegurarme que estarán siempre en buenas manos.

Para empezar,

  • Identifica a tus aliados. Familiares, amigos, o alguien que puedas contratar y reúna los requisitos necesarios y tengo un record comprobado.
  • Comienza por tomarte un par de horas libres a la semana y haz algo pensando en ti y solamente en ti. Eso incluye ir de compras y volver con algo para ti y no para tus hijos.
  • Piensa en quien eras antes de convertirte en madre, y aunque la idea no es tratar de comportarte ni sentirte como cuando tenías 20, la idea es hacer algo por ti misma. Fotografía, costura, escritura. Algo que te llene y te aisle por un par de horas.
  • Practica el arte del silencio. Muchas veces lo más difícil es encontrar el silencio para escucharnos a nosotras mismas sin interrupciones y escuchar nuestros cuerpos, nuestros sentimientos, reconocer nuestras carencias y darnos una palmadita virtual en la espalda por todo el esfuerzo invertido.
  • Si no tienes familia, amigos, ni la situación económica para contratar ayuda, conversa con otras madres amigas y fijen turnos para darse ese tiempo y ese espacio personal tan necesario.

Tu cuerpo, tu corazón, tu mente, tu alma y los que más amas, te lo agradecerán.

Eliana Tardio
Conéctate

About Eliana Tardio

En este espacio Eliana comparte su pasión por un mundo inclusivo a través de las historias de integración natural de sus dos hijos, Emir y Ayelén, quienes crecen y desarrollan sus talentos como modelos de diferentes marcas internacionales. Viviendo con pasión, compasión y estilo; esta es una vida totalmente imperfecta que celebra pequeños grandes triunfos mientras interpreta las enseñanzas en los retos. Eliana fue nombrada el 2015 como Mejor Activista Latina en US gracias a Latinos in Social Media.

View all posts by Eliana Tardio

One Comment on “Ser Madre: La Importancia de Aprender a Pedir y Recibir Ayuda”

Comments are closed.