A lo largo de los años, como madre de hijos con discapacidades y profesional del rubro, algo que sigo viendo de manera constante es la confusión y la mala interpretación de la palabra inclusión. Inclusión no es un premio reservado para quienes pueden probar que son lo suficientemente capaces o bien portados como para acceder a ella. Inclusión es en cambio sinónimo de accesibilidad y aceptación plena para que todos sin excepción reciban la oportunidad y gracias a la implementación óptima, se beneficien del aprendizaje que sólo sucede en el ambiente natural.
Sin Accesibilidad la Inclusión Nunca Sería Posible
Equivocadamente muchos creen que la accesibilidad crea desigualdad y que si un estudiante utiliza acomodaciones o modificaciones, inmediatamente viola el código de ética y pone en desventaja a sus compañeros que no tienen estos beneficios. Nada podría estar más lejos de la lógica y la razón. La accesibilidad empodera al estudiante y le ofrece la oportunidad de nivelar sus habilidades para beneficiarse del mismo tipo de educación que sus demás compañeros. La accesibilidad es la capacidad de cubrir las necesidades del estudiante a través de diferentes estrategias positivas y productivas que le permitirán seguir avanzando hacia la meta de maximizar sus capacidades hacia el objetivo final de conseguir que alcance su máxima independencia como individuo.
Sin Aceptación Plena La Inclusión Es Exclusiva
Otro situación que entorpece constantemente la inclusión real es la falta de aceptación plena. Aceptación plena no significa excepción ni victimización del individuo con discapacidad. Aceptación plena es la habilidad de encontrar el balance para reconocer que aunque el individuo necesitará acomodaciones, entre las más importantes más tiempo y repetición, el individuo merece y debe ser tratado con las mismas reglas que todos los demás.
Tan malo es que el individuo sea maltratado emocionalmente y culpado constantemente por sus retos, como es que el individuo sea ignorado y sus comportamientos no sean re-direccionados o corregidos como se haría con cualquier otro estudiante.
Cada vez que decidimos que el individuo no es lo suficientemente capaz como para aprender una mejor manera de hacer las cosas, lo disminuimos al nivel más bajo limitando todas sus posibilidades. Estas actitudes vienen enmascaradas y pueden no ser consideradas peligrosas ni limitantes, sin embargo, puede que sean las peores ya que limitan constantemente al individuo deprivándolo de su derecho básico a ser, errar, y aprender de sus errores.
¿Cómo se Consigue Accesibilidad y Aceptación Plena?
- Haciendo un análisis conciso y honesto del individuo.
- Como padres, maestros, y profesionales, sentándonos alrededor de la mesa para reconocer las habilidades y los retos del estudiante.
- Trabajando juntos por crear estrategias que permitan fortalecer las capacidades y en todo lo posible, superar los retos.
- Siendo creativos y positivos a la hora de implementar herramientas que permitirán que el estudiante tenga acceso equitativo a lo que todos los demás reciben
- Reconociendo la humanidad del individuo. Enseñándole a ganar responsabilidad y a entender y aplicar estos conceptos a través de consecuencias que reforzarán su comportamiento de manera positiva y productiva.
No es fácil. Toma una vida de ajustes ayudar a que nuestros hijos se conviertan en la mejor versión de si mismos, pero sin duda, algo que no se puede negar es que cada día vale la pena.
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