El tema de inclusión y los retos de adaptación que incluyen frustración del estudiante en aula típica es otra gran preocupación de familias que crían hijos con alguna discapacidad o reto de desarrollo. A veces en la lucha por conseguir inclusión para nuestros hijos nos olvidamos de algo muy importante, abrir la puerta es sólo el primer paso, porque mantenerla abierta para que el estudiante, el niño, o joven saque provecho de ella es el verdadero reto.
Todo el tiempo veo a familias emocionadas y felices de haber conseguido que sus hijos sean incluídos en la escuela o colegio. Muchas de estas familias al poco tiempo expresan su desilusión acerca del proceso de inclusión porque sienten que no era lo ideal para su hijo. “Sufrió mucho. Nadie lo quería. Se la pasaba sólo todo el tiempo. Tenía problemas de comportamiento. La maestra dijo que no es material de inclusión y que le estamos haciendo daño. Va muy detrás de los otros y se siente perdido.” Y así con estas u otras teorías, los padres deciden retirar al estudiante del ambiente inclusivo y buscar un espacio que consideran más adecuado para sus hijos.
Los padres no tienen la culpa y los profesionales necesitan asumir su responsabilidad
Los padres están tratando de hacer lo mejor posible, y lamentablemente, ante el bombardeo emocional en el cual se les intenta hacer creer que sus hijos no son lo suficientemente buenos como para ser incluídos, muchos darán un paso atrás para buscar una ubicación alternativa con tal de tener paz y darle lo que consideran, seguridad y bienestar, a sus hijos.
Frase para recordar: La inclusión no se gana o es una regla que mide la capacidad. La inclusión es un derecho y es un proceso. No se ofrece como un modo de darle a los padres lo que quieren sólo para demostrarles que sus hijos no pueden. Es un compromiso de ambas partes, y ambas partes necesitan trabajar con entrega y honestidad.
Lo que nos olvidamos como profesionales o lo que no sabemos o queremos aceptar es que,
La adaptación es el proceso más importante para que la inclusión funcione. Es durante el periodo de adaptación en el cual la maestra, maestro, y/o profesionales necesitan determinar las necesidades del estudiante. Crear ese plan individualizado educativo que permitirá que el estudiante reciba los apoyos necesarios que le permitirán beneficiarse de su entorno mientras gana no sólo habilidades académicas sino habilidades sociales que le permitirán florecer en todos los ambitos de su vida.
Ya sabemos que el estudiante tiene una discapacidad y que la medición estandar de sus habilidades no define sus posibilidades
Que el estudiante no vaya igual que el resto o que la información sea muy complicada para él no es excusa para quitarle al estudiante la oportunidad de estar incluído. Si sabemos que la información es muy difícil o avanzada, para eso están las adaptaciones y acomodaciones: Para adaptar el material y acomodarlo al estudiante. Para eso están las modificaciones: Para reconocer que aunque hemos intentado adaptar y acomodar y aún así la estrategia no funciona, es tiempo de modificar la información de modo que el estudiante la pueda recibir y pueda procesar los conceptos más importantes y vitales de cada etapa.
La inclusión no es inmediata. La inclusión comienza con integración y se refuerza con compromiso.
Tomará tiempo para que el estudiante se sienta incluído. Habrán etapas difíciles que puede que incluyan retos de comportamiento, crisis, y situaciones difíciles. Pero como respuesta a cada reto, es nuestro deber como padres y profesionales analizar la información, determinar cómo podemos hacerlo mejor, hacer los ajustes y cambios necesarios hasta que finalmente el estudiante encuentre su espacio y su camino.
El entorno del estudiante también necesita adaptación y educación
La vida no es un cuento de hadas. Los niños o jóvenes que se convierten en compañeros de nuestros hijos probablemente nunca han tenido la experiencia de compartir tiempo y espacio con una persona con discapacidad o retos de desarrollo. Parte del plan de integración e inclusión del estudiante es educar al entorno, tener paciencia, y promover la interacción natural resaltando las habilidades de todos los individuos que se sientan en la clase. No hay que hacer nada nuevo, no hay que hacer nada diferente, sólo hay que tratar a cada uno de los estudiantes con dignidad, respeto, e individualidad.
Siempre lo digo y me lo repito constantemente en los momentos difíciles: La inclusión no es ni nunca será una tarea fácil pero siempre valdrá la pena.
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