Todavía las lágrimas cargan mis ojos cada vez que pienso en el momento en que me dijeron que nacerías con síndrome de Down. Ese sentimiento de impotencia y confusión y ese grito desesperado de ayuda cuando nadie alrededor parece entender lo que está pasando. Catorce años más atrás mi única opción parecía ser la de escapar de todo lo que conocía para comenzar de nuevo en nombre del amor. Catorce años atrás me subí a ese avión que nos trajo a los Estados Unidos mientras tu todavía crecías dentro de mí.
Para ser honesta, ni siquiera sabía lo que estaba haciendo pero sabía que estaba haciendo lo correcto. Mi decisión no tenía lógica pero así es el amor, ilógico a veces. Mi corazón me seguía diciendo que estaba haciendo lo mejor para ti, y hoy, cuando te veo convertirte en este joven hombre, Emir, se que tomé la mejor decisión: para ti, para mi, y para tu hermanita que luego vino a completar nuestra familia.
Catorce años es un largo tiempo y nuestras vidas han estado cargadas de historias difíciles con finales felices. No voy a mentir, esos finales felices nunca han sido fáciles, pero por lo miso, son todavía más valiosos. Eres la persona más maravillosa y fuerte que jamás he conocido, y no lo digo porque seas mi hijo. Cuando te miro me siento orgullosa de haber criado a un hombre tan maravilloso. Me haces reír, me haces más fuerte, y llenas mi existencia de pasión y esperanza. No me imagino la vida sin ti. Y a pesar de tantas veces haber dudado de mi habilidad de ser una buena madre, tu amor me sigue empujando a creer que si, a sobreponerme a los tropiezos, y a seguir creciendo junto a ti.
Tantas veces he caído y siempre has logrado levantarme. Tu grandeza me protege mientras tu simplicidad me fortalece. Eres la prueba viva de que Dios nunca comete errores. Eres mi conexión directa a lo más alto y al mismo tiempo eres mi cable a tierra. Estoy fascinada por todas las cosas que me has enseñado a lo largo de la vida, y me emociona todo lo que todavía falta por venir.
Joven hombre, niño grande, bebé de mamá.. como sea que te llame, siempre mi mensaje es el mismo: te amo con todo mi corazón y con toda mi alma y no soy nadie sin ti. Hoy cumples 14 años, mi amor. Catorce increíbles e incomparables años que lo han cambiado todo. Nunca hubiera podido imaginar como un hijo puede cambiarlo todo como lo has hecho tu. Viniste a curarme con tu amor y a mostrarme el camino. Te prometo seguir por ti, nunca rendirme, y te aseguro que siempre serás amado en los buenos y malos momentos, siempre con este amor cargado de amor y sonrisas no importa lo difícil del camino.
Feliz cumpleaños, hijo. Gracias por catorce años de verdadero amor. Te amo, Emir.