Dejé a Emir en el programa matutino de la escuela. Hoy es el primer día de escuela. Emir ya va a la escuela media. Como pasa con cada transición y nuevo comienzo en la vida, las discusiones acerca los apoyos que necesita para una inclusión efectiva son siempre agotadoras y estresantes. En un punto durante el proceso realmente dudé de la capacidad de Emir de moverse sólo en un mundo tan complejo en el cuál cambia de clases de manera constante y tiene más de diez maestros. En un punto realmente consideré la idea de ponerle una sombra. Nunca la ha tenido pero este es un cambio grande para cualquier niño, mucho más cuando ese niño tiene síndrome de Down.
Sin embargo durante el verano, algunas cosas que yo considero “mágicas,” sucedieron. Y es que yo creo en ese tipo de magia que te golpea para ayudarte a crecer como padre junto a tus hijos. De la nada me salió un contrato de consultoría de negocios en mi país de nacimiento, Bolivia. Así que dejé a los niños en mi ciudad con su familia paterna, en Santa Cruz, y seguí camino a una ciudad diferente. Cuándo volví, ansiosa por recogerlo, no estaba listo para irse conmigo. Había decidido pasar el resto del verano con la su familia paterna. Para ser honesta, a veces es difícil no se sobre-protectora, y es difícil dejarlo crecer. Tengo que admitir que a veces quiero meterlo debajo de mis alas y tenerlo allí por siempre. Y no fue fácil pero lo dejé tomar su decisión y crecer a través de esa experiencia.
Fue horrible no verlo por un par de días, pero fue una experiencia increíble para él y de cierto modo, también para mí. Creo que por primera vez entendí y me di cuenta que ya no es un niño pequeño, y haciendo a un lado la melancolía y esa sensación de cierto modo estar perdiéndolo, tengo que darme un golpecito en la espalda para sentirme orgullosa del trabajo que he hecho criándolo para ser fuerte e independiente. Es un jovencito realmente independiente y auto-suficiente. Tiene una personalidad increíble y ha encontrado en su sentido del humor un modo de integrarse y conectarse con los demás superando sus temores e inseguridades relacionadas a retos de lenguaje o comunicación. Me parece lo más genial del mundo y tengo que darle todo el crédito por ello. Está creando sus propias adaptaciones para integrarse en el mundo y lo está haciendo maravillosamente.
También durante el verano, empecé el terrorífico ejercicio de dejarlo ir al baño de varones sólo. No fue fácil. Ahí estuve yo parada fuera del baño de hombres mirando a hombres entrar y salir, hasta que finalmente uno se atrevió a preguntarme lo que hacía. “Esperando por mi hijo,” le dije. En eso salía Emir. El hombre le dió “cinco” y le dijo, “A mi también me encanta cuando mi mamá hacía esto por mi. Disfrútalo.” Emir se rió y siguió caminando. Esas cosas tan pequeños se vuelven grandes, porque esa soy yo, la persona que anda siempre en busca de la magia en el mundo. Y para mi, la magia más poderosa es la capacidad de ser bondadoso.
Y así, muchas pequeñas pero grandes cosas sucedieron durante el verano para clarificar mis ideas y ayudarme a entender que Emir necesita abrir sus alas, y volar. Sí, necesita apoyos y no lo podemos negar, pero esos apoyos vendrán de modo natural, menos intrusivo, y esa será la mejor manera de ayudarle a ganar independencia. Se que el mundo no es siempre un lugar maravilloso y que la gente no siempre es buena. Este es el mundo real y el camino de inclusión verdadero no es y nunca será fácil, y por ello, necesita aprender a ser parte del mundo a través de soportes que lo habilitan y le enseñan a utilizar sus propias habilidades y herramientas. ¿Qué mejor lugar para que las aprenda a utilizar que bajo la protección natural de su escuela?
También durante el verano, me senté con Emir y le pregunté cara a cara. ¿Quieres hacer esto sólo? ¿Sientes que puedes hacerlo? Su respuesta fue, sí. Y yo creo en él, y estoy escogiendo también creer en los demás. Hace una semana nos reunimos con su equipo, y todo el mundo estaba genuinamente emocionado de ayudarlo a caminar este nuevo sendero. Además, tendrá la bendición más grande de ser supervisado el primer día por una de las personas más maravillosas de este mundo, mi amiga Donna, quien lo estará ayudando a conectar las piezas mientras identifica qué más podemos poner en su lugar para ayudarle a tener éxito.
Este es sólo el primer día de escuela, pero al mismo tiempo es el comienzo de una nueva aventura para Emir. Una que impactará su vida de un modo totalmente diferente. Estoy consciente de que no será una tarea fácil pero en mi corazón se que valdrá la pena. Mi alma sonríe en este nuevo reto porque se que está listo y que necesita de nuevas experiencias para seguir creciendo fuerte, seguro de si mismo, e independiente. Salud por la magia que nos da la fuerza para creer en la señales que iluminan el camino y nos muestran maneras de sobreponernos a nuestros temores para seguir creyendo en la belleza del futuro aún en la incertidumbre del presente.