El otro día sentada haciendo tareas con mi hija Ayelén, hablábamos y aprendíamos del sistema solar. Para apoyar el ejercicio usualmente necesito figuras, videos, la computadora, libros asociados, y un millón de ejemplos. Siempre ha sido igual con Emir, y es que lo difícil de la educación especial o la educación individualizada es que hace falta educar con ejemplos porque la teoría no es suficiente para activar el procesamiento del estudiante. Para ese efecto, muchas, sino todas las veces, es necesario crear la figura mental a través de apoyos, que el estudiante típico generalmente crea por sí mismo.
¿Qué pasa en el aula común cuando hablamos de estudiantes con discapacidad?
El aula común es la mayoría de las veces un aula estructurada cuyo contenido académico se entrega sin pausa. Hay estándares, hay metas, y hay métodos establecidos para hacer que todo lo anterior se cumpla. Entonces, cuando el estudiante con discapacidad aspira a ser parte del aula, lo más probable es que causará preocupación y frustración. No sólo se trata de ser buen o mal maestro, muchas veces los buenos maestros se estresan al no saber qué hacer o cómo hacer para ayudar al estudiante con discapacidad a aprender y progresar cuándo ciertamente no hay el tiempo o las herramientas adecuadas.
¿Cuál es el cambio de mentalidad que puede hacer la inclusión posible?
- Creo que la base de todos tanto para maestros como para padres es entender que en ningún momento se trata de “reparar” al estudiante, o se debe aspirar a que el aula común se convierta en la cura de la discapacidad. El estudiante tiene y siempre tendrá una discapacidad intelectual. La intención del aula común es activar el derecho del estudiante a recibir la misma información que sus compañeros de una manera accesible, y de esta manera maximizar su oportunidad, lo que no siempre se traduce al aprendizaje de todo el material o a la capacidad del estudiante de masterar la información.
- Dicho esto, en una situación tan compleja en la cual sabemos que cada minuto cuenta y que si paramos afectamos a todos, es esencial hablar de planeación. El maestro tiene que asumir el reto con las herramientas correctas y estas herramientas son el desarrollo del currículo adaptado o modificado, que en mi opinión, no debería quedarse en la escuela sino ser compartido con las familias para que también ellas tomen responsabilidad y acción y lo introduzcan y refuercen de manera cotidiana a través de ejemplos, esos ejemplos y esos apoyos que no siempre se pueden dar en el aula.
- La integración o inclusión de un estudiante con discapacidad en aula común junto al desarrollo de currículo modificado o adaptado puede ser una oportunidad para ayudar a todos los estudiantes a mejorar su aprendizaje. De ahí parte la base del Diseño Universal. Si en el intento de ayudar al estudiante con discapacidad a entender conceptos sugerimos un video de apoyo o le damos la oportunidad de crear un proyecto en vez de simplemente escribir un reporte de 10 páginas, la misma oportunidad puede ser positiva para el resto de los estudiantes. No necesita ser obligatoria, pero puede ser presentada como un apoyo natural que facilitará el trabajo o lo hará más interactivo o divertido.
Siempre que pienso en educación especial y en la importancia de educar con ejemplos en vez de simple teoría, pienso en lo mucho que pude haber hecho y no hice porque no lo sabía. Han sido los años los que me han ido formando y dando las herramientas para entender las necesidades de mis hijos y trabajar en sus apoyos. También entiendo que no es una tarea fácil y hay días en los cuáles después de trabajar doce horas continuas no tengo la fuerza para sentarme a hacer tareas, y sencillamente no las hago. Pero siempre retomo el camino, creo que eso es lo más importante al final. Entender que la educación especial no es perfecta, que la educación típica no es perfecta. Que los padres no somos perfectos y que nuestros hijos tampoco lo son. Y que todo esto es un compromiso con sus altas y bajas como todo lo demás.
