Puede que te pases la vida entera enseñándoles a tus hijos a través de tácticas inteligentes y estructuradas cómo manejar el comportamiento, aún así, la mayoría de los niños tienen berrinches, también los adultos los tenemos y los reflejamos de diferentes maneras. Algo importante a entender es la diferencia entre berrinche o crisis emocional.
- Berrinches son los arrebatos emocionales a través de los cuales demostramos nuestra molestia cuándo tenemos que terminar una acción preferida o debemos comenzar una no deseada. Los berrinches se regulan con el recordatorio de las consecuencias o con un poco de tiempo para reorganizar nuestras ideas.
- En el caso del colapso emocional la situación es diferente. La persona pierde el auto-control y se bloquea emocionalmente. No es un acto consciente y por tanto debe ser tratado de manera diferente al berrinche con un entendimiento pleno de que el individuo está viviendo un momento indeseado en el cuál la falta de procesamiento emocional impide su razonamiento.
¿Porqué es tan difícil entender que la persona está viviendo un colapso o una crisis emocional?
Aplicado a nuestros hijos con discapacidad muchas veces se culpa al niño o se lo tacha como caprichoso, terco, o temperamental porque no entendemos o queremos entender que en su caso, los colapsos emocionales no se dan en respuesta a la situación en sí, sino a su inhabilidad de manejar el problema, sentirse agobiados, y no saber cómo enfrentar el estímulo que es mayor que ellos y los saca de control.
¿Qué se hace cuando hay crisis o colapsos emocionales?
Ninguna persona tiene la capacidad de pensar claramente en momentos de crisis o colapsos emocionales, mucho más si esa persona tiene además retos de procesamiento o tiene una discapacidad intelectual que hace el proceso todavía más difícil.
Lo que no se debe hacer,
- Gritar, golpear, castigar, amedrentar. Nada funciona ni funcionará y hará que la situación se vuelva peor.
- Hostigar al individuo y tratar de que reaccione según lo esperado creará más confusión y molestia.
- Tratar de razonar con una persona que está fuera de control acrecentará su frustración y puede generar violencia.
Lo que se debe hacer,
- Darle a la persona tiempo y espacio para calmarse
- Pedirle a las personas alrededor que se retiren
- Reducir los sonidos, las luces, y cualquier otro estímulo que pueda estar creando más estrés
- Romper el círculo de tensión y estrés a través de demostraciones de empatía y afecto cuando sea apropiado
Una vez el colapso o la crisis se ha extinguido, muy probablemente la persona se sentirá agotada. Hay que darle tiempo para descargar y recargarse. Nunca podemos ni debemos hacer de esta situación una que gire en torno a nosotros, esto se trata de nuestro hijo y por tanto, debemos tomar acción para determinar la causa, encontrar modos de ayudarle a manejar estas situaciones, y entender que probablemente volverá a pasar y no es nuestra culpa, tampoco la suya.
¿Cómo evitarlos?
Utilizando estas situaciones para determinar cuáles son los factores que ponen al individuo en crisis. Una vez determinamos esos factores creamos planes de prevención que nos permitirán preparar al la persona o en todo caso, evitar exponerla o ponerla en una posición que ya sabemos generará una crisis.
Si tu hijo o hija presenta crisis emocionales, probablemente tu también las vives como madre o padre al igual que otros miembros de la familia.
No es fácil ser objetivos cuando estamos hablando de nuestros hijos y lo mejor que puedes hacer es buscar apoyo profesional para determinar las causas, crear un plan de acción y comenzar a ponerlo en práctica. Tristemente no se pueden extinguir los problemas pero se puede aprender a controlarlos positivamente, aprender de ellos, y sobre todo, desarrollar y fortalecer el auto-control como padres para vivir vidas plenas al lado de nuestros hijos mientras ellos alcanzan lo mismo.