Antes de empezar a leer te invito a abrir la mente y dejar de pensar en ti mismo y tu comodidad. ¿porqué? Porque una de las principal razones por las cuales la gente no quiere renunciar a las etiquetas y los prejuicios, es porque se sienten cómodos aferrándose a ellos, pero no se trata de ti, se trata de la persona a la cuál cuando le pones alas angelicales, le quitas el derecho a volar.
Analicemos cómo sucede esto.
1.Cuando el niño en su deseo de aprender comete un error o actúa de modo indebido.
a) Respuesta con alas angelicales: “No lo corrijo porque no entiende. Pobrecito.”
b) Respuesta que le enseñará a volar: “Lo re-direcciono con amor porque entiendo que cuando actúa de modo indebido o comete un error, le falta información de cómo hacerlo bien. Se que puede tardar más en procesar cómo hacerlo del modo correcto, pero con repetición y consistencia regulará su comportamiento.”
2. Cuando el niño no habla
a) Respuesta con alas angelicales: “Lo hago todo por él y toma todas las decisiones por él. Pobrecito, no tiene nada qué decir.”
b) Respuesta que le enseñará a volar: “Le doy opciones con los apoyos necesarios visuales para habilitar su poder de comunicación. Entiendo que el lenguaje hablado no es la única manera de comunicación y que mientras más hable con ella o él, le integre y le de opciones, más oportunidades les estoy dando de abrir sus propias alas y aprender a volar.”
3. Cuando se trata de expectativas y obligaciones del niño, del joven, del individuo
a) Respuesta con alas angelicales: “Pobrecito, se lo haga porque no lo puede hacer bien. No sabe o no puede.”
b) Respuesta que le enseñará a volar: “No necesita hacerlo como todos para ser valioso. Necesita equivocarse para aprender y mientras más oportunidades le doy de poder, máximo su habilidad mientras refuerzo su fe en si mismo.”
4. Cuando tiene que aprender nuevas habilidades
a) Respuesta con alas angelicales: “Me da pena que se haga daño. Que se corte, que se queme, que se golpee. Que lo rechacen.”
b) Respuesta que le enseñará a volar: “Evalúo los posibles peligros relacionados a esta nueva actividad. Hago el trabajo de prevenir los riesgos creando adaptaciones adecuadas. Entiendo que tomará tiempo y práctica pero estoy dispuesto a hacer lo que haga falta por ayudarle a ganar una nueva habilidad.”
Para terminar:
- Tu hijo no será un niño por siempre. Su edad se mide por su cantidad de años vivida como todo el mundo.
- Tu hijo no está discapacitado. Vive con una discapacidad que para nada le impide ser capaz gracias a tu apoyo y fe en ella o él.
- Tu hijo no es un ángel. Es un ser humano que tiene que enfrentarse al mundo utilizando sus habilidades, las mismas que ganará con el tiempo cuando como padre le des alas para volar.
De eso se trata el hoy y el cada día. De ayudarle a convertirse en la mejor versión como lo harías con cualquier hijo.