¿En busca de un compromiso de amor de nuevo año para con tu hijo? Te invito a reflexionar acerca de este: Pensemos en cómo muchas veces cuando nuestros hijos tienen una discapacidad, asumimos inmediatamente que fallaran y por tanto, les quitamos el derecho elemental como seres humanos de fallar para aprender.
El derecho de nuestros hijos a fallar para aprender, es en mi opinión, tan elemental como su derecho a la educación o al juego. ¿Cómo gana el individuo las habilidades para desenvolverse en su entorno? Muchos dirán que si el individuo tiene una discapacidad las gana a través de terapia. En la vida real, las habilidades pueden ser modeladas para el individuo como un modo de entregarle las herramientas que le facilitaran su inclusión en el entorno, pero en realidad el individuo aprende en la cancha a través del intento y el error.
Antes de sentirse cómodo, el individuo necesita sentirse incómodo muchas veces. Necesita experimentar frustración para dar el próximo paso que es desarrollar herramientas naturales de auto-regulación. No podemos esperar que el proceso se dé cómo en un cuento de hadas o que se convierta en una de las historias cursis que se vuelven virales en las redes, todo por una sencilla razón: nuestros hijos tienen derecho a fallar, y nuestros hijos necesitan fallar para aprender. Así como todo el mundo.
Caso 1
Si los padres tratando de ser “buenos padres” y justificados en la excusa de “no exponerlo” lo sobreprotegen y lo hacen todo por él, le quitan su derecho a fallar para aprender. También sin darse cuenta lo están escondiendo en vez enseñarle a enfrentarse al mundo. Resultado: siempre será dependiente y nunca desarrollará iniciativa propia. Y esto no es resultado de su discapacidad sino de las decisiones de sus cuidadores.
Caso 2
Si los padres aceptan los errores pero no los corrigen porque el niño es “especial”, crían a sus hijos sin reglas porque creen que es normal que se equivoque pero no es normal que aprenda. (Tiempo de Autoanálisis: Piensa en este concepto y recuerda que le debes a tu hijo aprender para que su vida sea mejor). Les están diciendo a sus hijos que tienen derecho a fallar pero que no tienen responsabilidad de reparar o aprender de sus fallas. Les enseñan que el mundo tiene que tenerles lástima y hacer diferencias constantes por ellos. Así también estamos quitándole su derecho a aprender.
Los dos componentes: la falla y la consecuencia como base esencial del aprendizaje necesitan estar activos y conectados para que el individuo se siga desarrollando íntegramente de acuerdo a sus capacidades individuales. Sólo así el individuo se maximiza.
Dejemos esto claro:
- Si el sistema educativo en el hogar sobreprotege para evitar la falla, le quita al individuo su derecho a aprender quitándole la oportunidad de desarrollar habilidades de auto-regulación y autonomía.
- Si el sistema educativo en el hogar acepta la falla pero no ofrece herramientas para superarla, le quita al individuo su derecho a aprender quitándole su capacidad de responsabilizarse, de entender las consecuencias, de aceptar sus limitaciones y desarrollar sus propias adaptaciones para desarrollar pensamiento crítico de acuerdo a sus capacidades propias.
Reflexionemos para entender que como padres, la tolerancia en el comportamiento, ya sea para evitarle el golpe o quitarle la oportunidad de aprender de el, no es una cualidad sino un limitador. Si queresmos desarrollar cualidades, hay dos esenciales: la paciencia y el auto-control. Estas dos cualidades fortalecen las consecuencias, mismas que no pueden ser nunca ni flexibles ni tolerantes. Son siempre claras y significativas. Ser “tolerantes” porque tienen una discapacidad para normalizar las fallas sin aplicar los ajustes, lo único que genera es un limitante en el derecho del individuo a fallar para aprender.
