Mi primer artículo del 2020: Los construimos para ser los protagonistas de sus propias vidas, y para ello es que los educamos, los empujamos, los motivamos y los celebramos. Por eso es que como padres debemos renunciar a los títulos y premios que quieren hacernos “padres especiales” o “elegidos.” Por que nunca se debería tratar de nosotros sino de ellos. Cada vez que aceptamos dichos títulos los ponemos en segundo lugar. Le decimos al mundo que no tienen luz propia y les robamos su identidad. Es más, cada vez que les quitamos la oportunidad de aprender para hacerlo por ellos y engordar nuestro ego de padres esclavizados por la discapacidad de sus hijos, a los únicos que le hacemos daño es a ellos.
El 2019 comenzamos con Emir y Ayelén su proyecto de videos y básicamente mi primer compromiso fue quitarme del medio para que ellos lideren sus videos con sus propias habilidades y de acuerdo a sus propios intereses. Y con esa intención han crecido en su papel de influencers para ir dibujando sus destinos en una carrera y vida que ha sido altamente influenciada por mi en mi papel de activista y comunicadora, pero que es una parte de ellos ya que no solamente han crecido viéndome al frente sino que lo llevan en la sangre y han aprendido a hacerlo bien.
En el camino hemos sido bendecido con cientos de miles, sino millones de personas que celebran sus habilidades. Así mismo algo que nunca deja de admirarme, es que los que critican no son los seguidores sin experiencia en el tema, sino que la mayor parte del tiempo son los padres de otros individuos con discapacidad. Padres que no quieren renunciar al protagonismo y se han empeñado en creerse el cuento de que sus hijos no tienen opinión o capacidad. Resultado de ellos piensan que no hay que dejarlos solos o empujarlos a poder porque para eso estamos nosotros. O que por su discapacidad no tienen opinión de tener iniciativa o de elegir lo que hacer, y que por tanto, alguien los obliga o les dice qué hacer. Me parece tremendamente triste que las bajas expectativas de nuestra propia comunidad sigan limitando la inclusión, así como me parece tremendamente triste que muchos padres sigan escudados en el temor justificando la exclusión de sus hijos como un modo de protegerlos, en vez de luchar porque sean incluidos y estén representados en todas las áreas naturales que la vida ofrece.
Con esto no quiero decir que todos los individuos con discapacidad deben ser influencers o hacer videos o publicar fotos diariamente. Todo lo contrario, quiero decir que quienes tienen la habilidad tienen que hacerlo responsablemente para exigir su espacio, para ser vistos con naturalidad y respeto, y sobre todo, para finalmente derribar los prejuicios que hace que los padres sigan escondiendo a sus hijos por temor a los comentarios o al juicio. Todavía más importante, nos debería ayudar a tener una visión más educada e inclusiva para entender que no hace falta tener una discapacidad para convertirse en influencer. Lo que hay que tener es la capacidad como pasa en cualquier comunidad. Eso probablemente le ayude a muchos a dejar de ser enemigos de lo que sienten inalcanzable para motivarse a trabajar en las habilidades que les darán a sus hijos el protagonismo de sus propias vidas y la maximización de su capacidad.
Con esta reflexión comienzo el año. Con una fe increíble en otro nuevo comienzo. Con unas ganas locas de seguir viendo a mis hijos crecer para cederles el honor y la bendición de ser los líderes de sus propias vidas. Con la intención de dar nuevos pasos para cada día ser menos importante y menos necesaria mientras los veo convertirse en personas autónomas que cometen errores y saben cómo enfrentarlos. Para verlos brillar con su propia luz y yo brillar con la mía siendo yo misma. Todos nos merecemos eso.