Estamos viviendo momentos confusos y difíciles para todo el mundo a diferentes niveles. De repente muchos hemos tomado la decisión de quedarnos en casa para evitar al máximo cualquier posible riesgo de que nuestros seres amados o nosotros mismos nos infectemos del virus COVID-19. A estas alturas, el pánico se extiende en el mundo, y la verdad, es difícil no ser víctima del mismo, ya que lo incierto es quizás lo que provoca más temor. Nos queda es ejercitar la paciencia y fortalecer la resiliencia. Por que ciertamente, cuando solo hay dos opciones, la que nos trae paz y fe en los momentos difíciles es la que nos seguirá enriqueciendo y construyendo para salir adelante pese a los retos.
Creo que como padres en general, y más aún, si nuestros hijos han o tienen retos de desarrollo, la paciencia y la resiliencia no son palabras nuevas en nuestro vocabulario. Todo toma más tiempo y los logros se consolidan muchas veces como el resultado de la adaptación y no como la respuesta típica en si.
Ambas, la paciencia y la resiliencia son habilidades que se construyen y se fortalecen. Ambas crecen sobre las bases sólidas del amor propio, de la fe en nosotros mismos, y la certeza de que independientemente del mundo allá afuera, sabemos quienes somos y lo que podemos. Sobre todo, sabemos que enfocando nuestra energía en nosotros mismos y en los que amamos, nos fortalecemos para hacer lo mejor posible sin importar las circunstancias.
Las necesidades de todos son diferentes y lamentablemente, aún tomará tiempo sobreponernos a esta crisis para comenzar de nuevo. Aunque parece que no hay nada que podamos hacer, podemos hacer algo realmente importante, que es dedicarnos tiempo y atención como individuos y como familia y enfocarnos en las cosas que podemos mejorar o podemos lograr durante estas semanas o incluso, meses.
Es tiempo de ejercitar la paciencia y fortalecer la resiliencia. Es tiempo de mirarnos por dentro y sacar ventaja del aislamiento para ver cómo invertimos este tiempo en fortalecernos a nosotros mismos y a los que amamos. Es la oportunidad de llenar esos vacíos que no nos dejan dar el próximo paso y aprender lo que necesitábamos para poder seguir creciendo y avanzar junto a nuestros hijos.
Pero también como todo en la vida, es una decisión personal. Por que podemos decidir perder el tiempo criticando la vida de los demás en los medios sociales o anulando nuestra conciencia a través de la televisión o la tecnología, o podemos decidir utilizarlo para fortalecernos y levantarnos con más fuerza que nunca. Eso es algo que solo nosotros podemos hacer por nosotros mismos, y por tanto, por los que amamos. Como todo lo demás, con o sin pandemia, es un propósito con tropiezos pero sin pausa. Una responsabilidad personal. Un regalo de amor para ti mismo, y por tanto, para quienes se alimentan de tu fortaleza, de tu paciencia, y resiliencia.