Creo que si nosotras las madres nos diéramos cuenta del daño que nos hacemos cuando jugamos a ser especiales o súper héroes, en tiempos de COVID y una vez superada la crisis, entenderíamos de una vez la importancia de tirar las capas de súper héroes para vestirnos de maternidad sin pretensiones ni apariencias. Hay muchas cosas de las que no se hablan, una de ellas es el desajuste emocional al que muchas madres se enfrentan fruto de la presión social, pero sobre todo de la presión personal tratando de convertirse en esos súper héroes.
Ahí vemos los muros cargados de mensajes y pancartas. “Ser madre en tiempos de covid significa no dormir, cocinar todo el día, lavar todo el día, hacer tareas todo el día..” Para las madres solteras o divorciadas, puede ser una realidad, y aún así, tienen el poder de educar a sus hijos para que también compartan las labores y las responsabilidades. Eso no las hace malas madres, sólo que lamentablemente muchas veces les quita el protagonismo y el control. Si son casadas o viven en pareja, no están sólas, y necesitan aprender a compartir las responsabilidades y enseñarle a su media naranja a contribuir para que todos en casa sean parte de la solución y todos, se beneficien de una mejor relación en la cual todos los miembros tienen oportunidad de descansar, de tener tiempo para si mismos, y de ser reconocidos como individuos y no como esclavos o “súper héroes.”
El mundo está cargado de historias de “buenas madres” o de personas aparentemente exitosas o perfectas que de repente entran en estados de crisis severos que nadie entiende. Lo primero que escuchamos es, “pero si lo tenía todo o era tan feliz. Nunca se quejaba.” Aparentemente lo tenía y podía con todo, pero en la vida real la pregunta es, ¿cómo podía con todo, y a qué precio?
En tiempos de COVID, madres y compañeras, ¿necesitamos realmente poder con todo y convertirnos en las heroínas y mártires que no tienen paz ni descanso tratando de demostrar que son perfectas y buscando los aplausos y ovaciones del mundo? Porque déjenme decirles algo que quizás no han pensado, “No hace falta buscar la aceptación del mundo allá afuera. El verdadero éxito es tener un objetivo y sentirte satisfecha contigo misma no sólo en tu rol de madre porque no es lo único que eres. También tienes que ser feliz en tu rol personal e innegable de mujer. ¿Lo eres?”
- Comienza por aceptar que esta nueva realidad no es sencilla.
- Haz una lista de prioridades. ¿Cuáles son las cosas que sólo tu puedes hacer y cuáles son las cosas en las cuales puedes involucrar a los demás miembros de la familia? Hasta lo más pequeño hace una diferencia.
- Si ves que la educación de tus hijos es imposible y que la cantidad de asignaciones académicas y tareas son insostenibles. Que no te de pena discutirlo con los maestros y pedir que ajusten el currículum. Es totalmente factible y necesario.
- Escucha a tu corazón cuando te está hablando a ti de ti misma. Porque lo escuchamos sin pausa y sin duda cuando no está enviando un mensaje de nuestros hijos y los que amamos, pero pocas veces le ponemos atención cuando nos advierte que nos estamos descuidando o cuando está triste porque lo ponemos en último lugar.
- Tienes derecho a sentir, a caer, a estar triste o a sentirse enojada. Acéptalo, exprésalo, analízalo y sigue adelante con un plan para trabajar en esos sentimientos. Los sentimientos no desaparecen. Se esconden y para ser felices tenemos que resolverlos.
- Está bien decir que no. Hay necesidades básicas que deben ser cumplidas, y las tuyas también cuentan. La necesidad de relajarte y desconectarte para recargarte es necesaria y te mantendrá vigente.
- Habla con tus seres amados de límites, de empatía, y de respeto. Habla de trabajo en equipo, de apoyo mutuo, y construye y trabaja en una realidad en la cual todos tengan algo que dar.
¡Te lo mereces y lo necesitas!