Una pregunta constante que recibo es, “¿cómo logro estabilizar el peso de mi hijo con síndrome de Down?” Primero, le recomiendo a los padres que en todo lo posible consulten con un profesional cuando se trata de crear planes alimenticios para sus hijos, mucho más si están pequeños o desarrollándose, ya que en el intento de regular el peso, no queremos cometer el error de privar a nuestros hijos de los nutrientes necesarios para un desarrollo óptimo. Como todo lo demás en la vida, las decisiones deben ser informadas y con los apoyos que corresponden para ser correctas.
Dicho esto, estos son algunos consejos generales de nuestro camino que pueden ayudarte:
- El enfoque es familiar. No se trata de cambiar a tu hijo sino de hacer conciencia acerca del estilo de vida que tenemos como familia. Todos tenemos que hacer nuestro mejor esfuerzo para ayudar a nuestro hijo a adoptar hábitos alimenticios saludables como una parte de su estilo de vida, y no como una solución rápida para bajar de peso que cree un círculo vicioso negativo que afecte su auto-percepción y auto-estima. Una buena relación con la comida no es una guerra ni un sacrificio sino una celebración constante de las buenas decisiones que influye en todas las áreas de la vida del individuo.
- La comida no debe ofrecerse como premio. Es muy común ver en las escuelas y también en los hogares, que los niños son premiados con comida o que la comida es el centro de las celebraciones. Lo más común es darle al niño galletas o dulces para premiar su esfuerzo. Incluso hay un método de entrenamiento para ir al baño que utiliza dulces para motivarlos. Efectivamente puede que funcione, pero sin darnos cuenta creamos una mala relación con la comida, ya que el niño asocia el sentimiento de felicidad o satisfacción con alimentos azucarados que además le causan subidas de azúcar y euforia pasajera. Hay mejores formas de motivar, como ser, stickers, monedas para ahorrar, besos, abrazos.. Nosotros creamos la motivación y está totalmente dentro de nuestro control elegir la manera correcta.
- La comida saludable es combustible de primera calidad y debe ser consumida con agradecimiento y alegría. Solo cuando nosotros tenemos conciencia de que nuestro cuerpo es nuestro templo, tenemos la capacidad de crear conciencia en nuestros hijos, por tanto, es nuestra obligación trabajar en nosotros mismos para crear hábitos saludables en ellos. No podemos alimentar a nuestro hijo con los que creemos que es ideal para él o ella, y tener una dieta alternativa porque somos “adultos.” De nuevo, la alimentación es la base de nuestra energía y parte de adoptar un buen estilo de vida es ser conscientes de lo que es bueno y lo que es malo para re-educar nuestro gusto y comenzar a beneficiarnos del regalo de la salud a través de los alimentos que consumimos.
- Los padres somos responsables de la alimentación de nuestros hijos. Los niños no compran el mercado ni llenan la alacena. No es que el niño “solo quiere comer galletas.” Es que el padre le ha enseñado a comer galletas y las compra constantemente anulando la oportunidad de probar alimentos alternativos saludables y nutritivos. Mientras como padre o madre no pares de comprar productos que son una “tentación” para todos y están al alcance de tus hijos, nunca podrás ofrecer o reforzar los buenos hábitos.
La transición será difícil pero valdrá la pena. Hay una etapa de desintoxicación y ansiedad que solo se supera siendo constantes y determinados. Posiblemente habrán berrinches y frustraciones por parte del niño y de todos los demás miembros de la casa, pero sin duda alguna valdrá la pena. Los resultados rápidos como llegan se van. No es una dieta, es un estilo de vida.
Valdrá la pena cuando veas más energía, más salud, más enfoque y sobre todo, te sientas satisfecho o satisfecha de haber tomado una decisión que a largo plazo les dará a tus hijos no solo una buena vida, sino que también fortalecerá otras áreas de su desarrollo cuando hablamos de auto-regulación, de aprender a tomar buenas decisiones, y de aprender que nuestro cuerpo es nuestro templo y que merece ser alimentado con las mejores opciones posibles.
Y de nuevo, no se trata ni de peso ni de talla, sino de hacer nuestro mejor esfuerzo por estar fuertes y saludables. Como padres para poder estar para nuestros hijos el mayor tiempo posible. Como individuos, para evitar en todo lo posible sufrir de complicaciones médicas que pueden evitarse gracias a una alimentación saludable y resultado de ella, una vida activa y balanceada.