Hay una cosa que debes aprender a hacer por ti mismo y que nadie más puede hacer por tí: motivarte en vez de frustrarte. Siempre en la vida hay dos formas de ver las cosas. Las buenas noticias son que tú y nadie más que tú tiene el poder de decidir cuál opción tomar. Tú eliges si ves el vaso medio lleno o medio vacío, y sobre todo, tú tienes el poder de enfocarte de lo que tienes para sentirte esperanzado en lo que puedes lograr, o enfocarte en lo que crees que te falta para sentirte infeliz y derrotado antes de empezar la lucha.
Hay una frase que me gusta mucho y que me repito mucho cuando dudo de mi misma, “Cuando dudes lo lejos que puedes llegar, mira atrás para darte cuenta lo mucho que has avanzado.” La aplico mucho en mi papel de madre y la enfoco al camino de mis hijos, porque ciertamente no es ningún secreto que a lo largo del camino y dados los retos de desarrollo o aprendizaje de nuestros hijos con discapacidad, muchas veces dudamos de nuestros esfuerzos y se nos hace difícil darnos cuenta del avance cuando no sabemos disfrutar del camino. Pero ahí es cuando más que nunca y por amor a nuestros hijos tenemos que aprender a tratarnos con amor y respeto como individuos para aceptar y entender que nunca seremos perfectos y que el triunfo no es la meta, sino el camino. Tenemos que establecer metas individuales y hacernos el compromiso de celebrar los pequeños triunfos que son constantes y muchas veces pasan desapercibidos.
Un ejemplo muy común que vemos todo el tiempo es el del padre o la madre que por amor, se frustra porque han pasado x años y su hijo o hija no puede hacer algo del modo típico. El centro se vuelve lograr que el individuo se sobreponga a sus propios límites y sin darnos cuenta perdemos el objetivo, que debe ser siempre en realidad disfrutar y celebrar el progreso, en vez de frustrarnos y enojarnos cuando no logramos la meta, que por muy bien intencionada, no debe ser nunca rígida ni estar cargada de control. La meta es lo que nos impulsa a seguir caminando pero en el camino, la meta se ajusta, se transforma, evoluciona y se vuelve más grande y más amplia porque renuncia a las exigencias externas para volverse evolución interior y crecimiento personal.
Ahora mismo piensa en algo que te haga sentir frustrada o frustrado y practica cambiar tu percepción. Todo el día cuando tu mente vuelva al estado negativo, utilizando tu deseo consciente de re-estructurar tus pensamientos y transformarlos en pensamientos positivos y de amor, sigue practicando enfocarlos a la visión del vaso medio lleno en vez del medio vacío. Una vez más, enfócate en ver lo mucho que has logrado en vez de frustrarte o intimidarte con lo mucho que aún falta por conseguir. Un día a la vez, porque un día bien vivido es la base de la felicidad y crecimiento personal.