Hay miles de interrogantes acerca de cómo hacer un millón de cosas en el camino de criar un hijo con discapacidad. Hay muchos temores, inseguridades y ansiedad, al sentir que una mala decisión puede alterar o afectar el futuro y las oportunidades de nuestros hijos. Pasamos mucho tiempo buscando respuestas desde afuera, pero la verdad creo que la respuesta siempre vendrá desde dentro y será la que construyamos uniendo nuestras propias piezas mientras entrenamos la fortaleza de nuestras almas para aprender a creer que sí podemos, porque sí podemos.
¿Cómo se entrena la fortaleza del alma?
- Se trabaja el amor propio identificando nuestras fortalezas y debilidades para amar ambas, respetarlas y comprometernos a ser mejores con el claro entendimiento de que nunca seremos perfectos. Sólo un padre que ha hecho la comunión consigo mismo y su perfecta imperfección, puede recibir un hijo y hacer exactamente lo mismo para entender que no hay nada que reparar pero todo puede y será maximizado en ese ser humano fruto del amor y la aceptación plena.
- La fortaleza del alma es un músculo que necesita ser entrenado, ejercitado y alimentado apropiadamente para crecer y hacerse ver. ¿Has entrenado físicamente alguna vez? Si lo has hecho sabrás que requiere compromiso y estructura. Una buena alimentación y una rutina diaria consciente. Toma tiempo ver resultados pero cuando finalmente ves tus músculos tomar forma y te miras al espejo para comprobar que ese eres tú, parece mentira que hace un tiempo atrás eras alguien diferente. La misma exacta sensación pasa cuando te decides a entrenar tu alma. Necesitarás dedicarle tiempo consciente para meditar, reflexionar, y agradecerle por sostener tu vida y ayudarte a ser fuerte. Necesitarás nutrirla con energía positiva, con palabras de amor y fe, y sobre todo, necesitarás aceptar que habrán días en los que te sentirás agotada o agotado, y eso no significa que no estás mejorando, sólo que estás volviéndote más fuerte y que necesitas experimentar cada paso.
- Y la última pero quizás la más importante, el alimento con el que decides alimentar tu alma es fe. Para mí la fe es un elemento íntimo y personal, una parte de quién eres y de lo que quieres ser. Es tu conexión con esa fuerza superior que muchos llamamos Dios y el reto es mantenerla pura, desintoxicada y libre de prejuicios para siempre mantener esa línea abierta con esa fuerza suprema que te recuerda constantemente de que por muy duro que parezca o absurdo, hay un motivo más grande que debes descubrir para hacer la comunión con tu vida y con la promesa de que cada situación es una oportunidad para seguir creciendo y evolucionando mientras fortalecemos el alma.
Así que el compromiso es renunciar a la estrechez de mente y a la mundanidad de lo cotidiano para concentrarse en el compromiso de estar dispuesto a aprender siempre y a reconocer los milagros que puedes obrar en tu vida y en la de los que amas cuando te concentras en lo más grande y poderoso, la importante misión individual que hará de tu vida una significativa y feliz.