Como padres de hijos con discapacidad, hay algo muy importante que tenemos que entender, aprender, y aplicar en nuestras vidas y las de nuestros hijos cada día: No necesita ser perfecto para que sea el momento correcto.
Una situación muy común en las familias de personas que crían hijos con discapacidad, es la tendencia a querer igualar a sus hijos con otros típicos de la misma edad, o luchar incesantemente por anular la discapacidad para sentir que le han ganado la guerra. Es sin duda un error que todos hemos cometido en algún momento cuando sentimos que nada es suficiente y nos descubrimos a nosotros mismos agregando otra hora de terapia o probando algo nuevo en nuestra desesperación y deseo de anular los retos de nuestros hijos y ajustarlos al concepto de capacidad que tenemos grabado en nuestras mentes y que responde a la definición de capacitismo, o tendencia a creer que sólo hay un modo de ser capaz y cualquier cosa diferente no es suficiente.
Dicho esto, la aceptación y la reflexión es determinante para dar el próximo paso, y no sólo como padres aprender a sentirnos satisfechos y felices de nuestros esfuerzos por maximizar a nuestros hijos, sino sobre todo de aprender a pasar ese sentimiento a nuestros propios hijos para que crezcan sabiendo que en cada etapa de sus vidas han sido perfectos para nosotros y que ya son suficiente independientemente de lo que logren o no comparados con otros. Porque ya lo son, son suficiente, y merecen crecer sabiéndolo, felices de ser quienes son en vez de vivir frustrados por no lograr alcanzar nuestras expectativas como padres, que por muy nobles, hacen más daño que bien.
Hagamos un paréntesis en nuestras vidas y pensemos en los momentos inconscientes en los cuáles el capacitismo se apodera de la situación creando conflictos emocionales en nuestra mente en nuestro rol de padres:
- No quiero que vaya a un aula común porque no sabe hablar. Reflexión, ¿Y si nunca gana la capacidad de hablar con la elocuencia y la capacidad que una persona típica de su edad, lo tendrás por siempre aislado? ¿O es acaso su inclusión la manera de motivarlo y así, independientemente del futuro, darle herramientas con sus propias habilidades mientras normalizas su vida y sus capacidades?
- No quiero que esté con niños típicos porque puede ser víctima de bullying o acoso. ¿Estás protegiendo a tu hijo, o todo lo contrario, lo estás limitando enormemente al creer que necesita ser protegido, en vez de ser educado para aprender a protegerse a si mismo? ¿No es acaso el compromiso de educarlo y educar al entorno la mejor manera de evitar el bullying para las personas con discapacidad y también para las típicas que también lo experimentan? ¿Están nuestras acciones habilitando o incapacitando en base a nuestros temores y tendencias a buscar perfección?
De esta manera, cada vez que temas y pienses que todavía no es tiempo porque algo todavía no es perfecto, rétate a reflexionar y encontrar el porqué de tus sentimientos para así dar el próximo paso y entender que no necesita ser perfecto para ser el momento correcto, y principalmente, que nunca será perfecto porque la perfección no existe para nadie, y por tanto, no vale la pena esperar. Hace falta actuar.