Querida madre es una serie de amor para otras madres como yo, madres de hijos típicos, madres de hijos con discapacidades, madres de hijos que ya no están presentes en cuerpo pero cuyas almas continúan iluminando el camino de quienes los aman por siempre.
Querida madre es un recordatorio de las situaciones cotidianas que nos limitan cuando olvidamos la sagrada tarea que nos ha sido encomendada y lo grande aceptarla con amor si necesidad de buscar perfección, todo lo contrario, partiendo desde la aceptación de que aunque nunca seremos perfectas, somos las mejores para nuestros hijos en cada etapa que cruzamos mientras crecemos junto a ellos.
Las buenas madres tenemos algo en común – quizás no todas, pero muchas, y para ustedes es este regalo –
- A veces nos carcome la ansiedad de no saber si lo estamos haciendo bien.
- A veces nos sentimos culpables y nos castigamos emocionalmente por errores que cometemos y en vez de enfocarnos en todo lo bueno que ya somos
- Muchas veces no nos sentimos suficiente y nos aterra pensar que nuestros hijos no tengan la madre que merecen.
Las buenas noticias es que todas estas exigencias son fruto del amor intenso que sentimos a nuestros hijos, y que bien dirigidas pueden fortalecernos y ayudarnos a crecer. Lamentablemente cuando pasa lo contrario, también pueden causar angustia e incluso depresión en la maternidad, y por eso lo importante de hablar abiertamente de estos sentimientos sin juzgar ni pretender tener todas las respuestas.
Querida madre, hay un par de frases que quiero regalarte para ayudarte a ver estos momentos de amor como oportunidades de evolución,
- Nunca serás perfecta pero ya eres perfecta para tus hijos. Nadie te ama como ellos.
- No necesitas tener súper poderes porque en realidad tu poder más poderoso es el amor que te guía y te muestra en su humildad y humanidad cómo hacerlo. Haz silencio para escuchar la voz del amor.
- Los errores son necesarios y en cada uno crecerás al lado de tus hijos y aprenderás lo que funciona y no. Los errores se vuelven enseñanza cuando se acompañan de reflexión y se vuelven sabiduría cuando se liberan en el perdón. Aprender a perdonarte es el acto más grande amor que puedes darte a ti misma y la enseñanza más poderosa que puedes pasarle a tus hijos.
Querida madre, ya eres suficiente, ya eres perfecta, y necesitas a tu lado personas que celebren todo lo maravilloso que ya eres. No permitas que nadie limite ni disminuya tu valor. Rodéate de quienes ven tu luz y te ayudan a hacerla brillar ¡fuerte, fuerte!