Querida madre. Espero que te encuentres bien. Espero de todo corazón que hayas hecho espacio para ti estos últimos días. Espero también que todos los días te recuerdes a ti misma que amándote y respetándote es como le enseñas a los demás a hacer lo mismo por ti. Hoy quiero decirte algo muy importante: En aceptar tus límites está tu mayor fortaleza. No eres un súper héroe, no tienes súper poderes, y sobre todo, no necesitas que el mundo te corone como especial para que tus hijos te amen y te acepten.
En aceptar tus límites está tu mayor fortaleza, y para eso vas a tener que renunciar a las exigencias del mundo pero sobre todo a tu propio ego. ¿Qué es el ego?
- Ese que se siente más importante cada vez que alguien le dice que es especial o que es una elegida, empujándote a creer que puedes más lo que debes con tal de complacer a otros que no tienen un rol protagónico en tu labor
- Ese que celebra cuando cruzas tus propios límites arriesgándote a hacerte daño física y mentalmente con tal de seguir atesorando cumplidos, cuando en realidad te estás desgastando en vez de retro-alimentarte como cualquier mortal
- Ese que te hace creer que siendo tu misma y siendo una persona común y corriente no eres suficiente, cuando es aceptando tus límites y reconociendo tus debilidades que descubrirás tus fortalezas y posibilidades
¿Sabes por qué es importante que renuncies a ese ego y a ese deseo de hacer a todo el mundo feliz allá afuera o de inspirarlos a llamarte “especial”? Porque no lo necesitas. No trabajas para ellos ni tu felicidad debería depender de su aprobación o su juicio. En cambio cuidando de ti, e invirtiendo amor en ti para levantarte cuando caes y perdonarte cuando te equivocas, es como descubres que siendo tu misma, ya eres suficiente. Solo entonces:
- Ganarás la capacidad de pedir ayuda cuando haga falta, porque entenderás que la meta no es que seas una santa esclavizada en la maternidad, sino una mujer empoderada en la tarea de ser madre. Una tarea que no se trata de ti, sino todo lo contrario, una que se trata de dar lo mejor de ti para ayudar a crecer a tus hijos. Tienes que aprender a pasar la batuta para ser una buena madre.
- Aceptarás con amor y humildad que la sabiduría no cae del cielo ni viene añadida al título de ser madre o disfrazada en las etiquetas “especiales” que el mundo se empeñará en asignarte. En toda tu humanidad y humildad sabrás que por amor uno aprende lo que haga falta, y sobre todo por amor, uno crece y uno evoluciona. No se trata de lo que sabes hoy, sino como te comprometes a aprender lo que te haga falta.
Por último, quiero recordarte que ya eres una madre maravillosa para tus hijos, y sin duda alguna, si aprendes que en aceptar tus límites está tu fortaleza, cada día serás todavía mejor. Y serás mejor porque aprenderás a reconocer que hoy ya hiciste todo lo posible aun cuando no hayas logrado resolverlo todo. Y después de descansar, reflexionar, y celebrarte a ti misma al enfocarte en lo que has invertido en vez de lo que has logrado, te darás cuenta que mañana será un día mejor y que la tarea de ser una buena madre no es una que se consigue en un día.
Ser madre toma toda una vida, y no tiene porqué ser frustrante ni estar cargada de espinas para tener valor. Todo lo contrario, tiene que estar cargada de agradecimiento, de amor, y de alegría, hasta en sus momentos más difíciles y sus retos más intensos. Todo porque no es una tarea fácil, y es por eso que aceptar tus límites, será siempre tu mayor fortaleza.
