Cuando pensamos en maneras de honrar a nuestros hijos, es importante derrumbar las tendencias que empujan a los padres a creer que para ser buenos padres tienen que hacer sacrificios o cosas fuera de este mundo. La mejor manera de honrar a nuestros hijos es una a la que todos tenemos acceso y que sucede orgánicamente a través de simples actos cotidianos que no implican esfuerzo sino conciencia del poder que tienen nuestra actitud y nuestro ejemplo constante.
- Empezar el día deseándoles a nuestros hijos un buen día. “Te deseo un buen día.” No es lo mismo decir, “buenos días” entre dientes y con una mala actitud, que tomar conciencia del poder de esta frase y decirla desde el compromiso de hacer nuestro mejor esfuerzo para empezar el día con el pie derecho. Tomar conciencia del poder de desearles a nuestros hijos un buen día mientras iluminamos su día, es un acto de amor que balancea y eleva nuestra energía de modo natural.
- Los recordatorios de amor no son solo esenciales pero necesitan ser constantes y significativos. “Te amo.” Hay frases tremendamente poderosas que nos acostumbramos a decir o a escuchar y que sin darnos cuenta anulamos cuando repetimos sin conciencia. Frases como, “Recuerda que te amo,” “recuerda que creo en ti,” “recuerda que estoy aquí para lo que necesites,” deben ser entregadas con propósito, con conciencia y con amor mirando a nuestros hijos a los ojos y al corazón.
- Aprender a ofrecer ayuda en vez de imponer nuestra manera de conseguir las cosas es una oportunidad constante de demostrar fe y respeto en las capacidades individuales de nuestros hijos. “¿Necesitas Ayuda?” En vez de correr a “rescatarlos” o a “solucionarles” la vida desde nuestra perspectiva, es importante enseñarles a pedir ayuda cuando lo consideren apropiado, y respetar que en el proceso de aprender y maximizar sus habilidades cometerán errores de los cuales no necesitan ser salvados, sino en los cuáles necesitan ser motivados y apoyados para seguir avanzando.
- Reconocer que aunque amemos a nuestros hijos y ellos nos amen a nosotros más que a nadie en este mundo, darles su espacio y enseñarles a convivir con otras personas es una acto de amor mayor. Solo somos sus padres y jamás podremos ocupar el papel ni de amigos ni de confidentes ni de hermanos ni compañeros de vida. “Soy tu madre o tu padre, y siempre estaré aquí para ti en este rol para amarte, apoyarte, educarte, y a ayudarte a tomar la mejor opción.” Pretender que nuestros hijos sólo necesitan de nosotros o que somos capaces de jugar todos los roles que les hacen falta para crecer y desarrollarse sanamente a nivel físico y espiritual no es un acto de amor, sino uno de egoísmo o inseguridad. Saber que aunque no es fácil y para algunos niños puede tomar más tiempo y esfuerzo establecer relaciones de amistad o con otras personas, es importante mantener presente lo importante que es trabajar en promover y alcanzar estas metas sociales que pueden que sean diferentes a los común o típico, pero son igual de valiosas y necesarias.
- El lenguaje físico que se manifiesta en energía es igual de importante y a veces las palabras sobran o se vuelven pocos relevantes cuando no representan la energía que sentimos cuando alguien se acerca a nosotros. Un abrazo, una palmadita en la espalda, un beso, o una caricia, son mensajes increíblemente poderosos y motivadores que no requieren de mucho pero que al mismo tiempo marcan de modo único a nuestros hijos mientras los hacen sentir amados, apoyados y respetados.
Obviamente y por muy fácil que estos cinco pasos parezcan, no pueden ser alcanzando ni entregados efectivamente si no estamos en el estado ideal de conciencia para alcanzar el auto-balance y positivismo que necesitamos para traspasarlas a través de mensajes y actos simples de amor y alegría. No podemos dar lo que no tenemos y lo que tenemos, hablando de espiritualidad, es lo que nos hace lo que somos. La meta es siempre alcanzar la conciencia constante que nos permite reflexionar acerca del valor de lo cotidiano, en vez de vivir esperando por algo fuera de lo común para hacer de la vida algo fuera de serie. La celebración es la vida misma, y en su magia única, la decisión de hacer de cada día el mejor posible siendo quienes somos y utilizando lo que ya tenemos con la meta clara de seguir mejorando y creciendo a través de la reflexión y la conciencia es lo que nos permitirá pasarle a nuestros hijos estos mensajes de amor consistentemente.