Cuanto antes aceptes y comprendas el papel que juega la discapacidad en la vida de tu hijo, más fácil será vivir con un enfoque en sus habilidades. Todo esto por una sencilla razón: Cuando hablamos de capacidad y discapacidad tenemos que hacerlo con la misma normalidad porque sin aceptación no hay progreso.
Intentar evitar la influencia de la discapacidad en el desarrollo y las capacidades de las personas con discapacidad es probablemente lo más peligroso que podemos hacer como padres. Negar la existencia de una discapacidad no solo es frustrante para los padres, sino que también puede ser extremadamente triste y confuso para los niños. No tengo ninguna duda de que como padres, todos tomamos decisiones por amor que consideramos lo mejor para nuestros hijos. Sin embargo, la mayor y mejor decisión comienza por hacer las paces con nuestros sentimientos para aceptar de dónde vienen nuestras inseguridades.
En el caso de la discapacidad. Si vivimos para afirmar que la discapacidad no existe y que es una construcción social que carece de realidad, podemos encontrarnos tratando de lograr objetivos absurdos que consideramos importantes para demostrar nuestro punto. Sin siquiera darnos cuenta, podemos perder el enfoque y poner a nuestros hijos en un segundo lugar en nuestro intento de demostrar que los límites no existen.
Para mí, existe una forma positiva y honesta de abordar estos sentimientos.
- No pienses en etiquetas de ningún tipo mientras permites que sea tu hijo el que te muestre el camino.
- Deja que tu hijo te muestre cuánto puede y cuánto necesita.
- No te obsesiones con “arreglar” a tu hijo, pero entusiásmate con “maximizar” a tu hijo.
- Practica la meditación o cualquier otra forma de autorreflexión para encontrar la paz y la armonía dentro de tu corazón y tu mente. No necesitas hacerlo todo hoy y, por supuesto, no necesitas y no puedes saberlo todo en este momento exacto.
Cuanto antes aceptes cómo las presiones sociales y los sesgos inconscientes afectan nuestras mentes y comportamientos, más fácil será vivir con un enfoque en ayudar a tu hijo a convertirse en la mejor versión posible de sí mismo.
Cuanto antes entiendas que hay más de una manera de ser capaz, más fácil será ver la habilidad y la posibilidad en cada cosa.
Cuanto antes aceptes el hecho de que la discapacidad existe y no tiene nada de malo, más fácil será darse cuenta de que el problema no es la discapacidad en sí, sino cómo, en nuestro intento por borrar la discapacidad, dejamos a nuestros hijos desprotegidos.
Cuando decimos que la discapacidad no existe borramos el derecho a la protección de nuestros hijos. Les atribuimos toda la responsabilidad por sus desafíos y, en lugar de luchar por accesibilidad para construir juntos una sociedad en la que acogemos y promovemos la equidad y la diversidad, nos convertimos en aliados del capacitismo y los prejuicios. Estos dos están constantemente tratando de borrar la diversidad como una forma de defender el pensamiento irracional e inflexible de lo que se considera perfecto.
Te deseo amor, reflexión y la capacidad de repensar y reinventarte según sea necesario. Es un camino de crecimiento y transformación. No se necesita perfección.