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Muchas familias creen que un ambiente inclusivo para sus hijos con discapacidad puede ser sinónimo de acoso o de violencia en contra de ellos en respuesta a sus diferencias en relación a estudiantes típicos. Lo que muchas veces no se dan cuenta es que cuando se habla de la seguridad del estudiante con discapacidad, esta viene con inclusión. ¿Porqué? Las clases que agrupan estudiantes con discapacidades no verbales o con tendencias a problemas de comportamiento pueden ser mucho más peligrosas que las aulas de educación regular. Una de las principales razones es que si el estudiante no puede comunicarse o vive con una discapacidad significativa que afecta su comportamiento, ¿cómo sabemos lo que pasa dentro del aula? ¿cómo se resulven disputas o cómo se clarifican situaciones en las cuáles el estudiante puede presentar maltrato físico o sicológico si no hay a quién preguntarle además de la maestra? Hay maestros maravillosos, pero es una realidad que también hay excepciones.

Es por eso que cuando se habla de inclusión se habla de un sistema integral que no sólo permite que el estudiante con discapacidad sea expuesto a educación con altas expectativas, sino que además se le da un lugar en el mundo en el cuál estará expuesto a situaciones típicas e inevitables que bien manejadas lo pueden ayudar a ganar habilidades para aprender a defenderse mientras es integrado en la sociedad, y además, con el sólo hecho de estar, normaliza el hecho de vivir con una discapacidad y fortalece a su comunidad a través de la creación de apoyos naturales, que son los estudiantes típicos que ofrecen soporte y son muchas veces los mejores defensores de sus compañeros con discapacidad. Se educa al entorno para convertirlo en un aliado, en vez de asilar al estudiante y ponerlo en una posición aún mayor de vulnerabilidad cuando depende única y exclusivamente de un reducido grupo de adultos. 

Les tememos a los “niños malos” pero aunque los niños fruto de su crianza y falta de información a veces pueden ser crueles o actuar indebidamente, hay esperanza. Creamos inclusión con un plan de prevención de acoso a través del cuál se crea conciencia en el aula para que el estudiante con discapacidad sea respetado y tratado como un igual. Con un acercamiento positivo se crea inclusión real y se crea amistad verdadera y apoyo mutuo. Toma una vida, pero se consigue.

¿Cuál es la lógica de este pensamiento?

  • Cuando tu hijo con discapacidad está en un aula inclusiva, si algo le sucede, hay otros 20 o 30 pares de ojos mirando, y hay 20 o 30 testigos que saben qué pasó, que pueden ayudar a detectar al acosador, que funcionan como reguladores naturales de la situación, porque esa regulación emocional que crea la presión social ayuda a que todos actuamos lo mejor posible. Pero, ¿qué pasa si  el niño sin lenguaje o comunicación está en un lugar donde al igual que él, nadie puede reportar un abuso?
  • La vulnerabilidad de una persona con discapacidad se hace mayor cuando tratando de protegerla de su ambiente natural, que en el caso de los niños es convivir con sus pares, los aislamos creyendo que estarán mejor con “otros como ellos.” Incluír no significa arrojar al estudiante con discapacidad a un mar lleno de tiburones hambrientos. Incluír es enseñarle a nadar poco a poco, es respetar su ritmo y capacitarlo dentro de sus capacidades únicas en vez de incapacitarlo fruto de nuestro temor.

Tristemente, sigue siendo aceptable utilizar técnicas peligrosas y agresivas para controlar a estudiantes con discapacidad. Estás técnicas se usan mayormente en escuelas de educación especial o en aulas segregadas. Como padres, reflexionemos acerca del verdadero significado de seguridad. Yo he vivido situaciones con mis hijos en las cuales han llegado con un golpe o una marca de la escuela. Cuando ante su incapacidad de explicarme qué paso he pedido que la escuela investigue, sus compañeros típicos han sido piezas clave para entender qué pasó y cómo pasó.

Los compañeros típicos son joyas valiosas que muestran su valor con el paso de los años. Cuando los niños crecen juntos es increíble ver las muestras de afecto y apoyo natural que se construyen gracias a la convivencia. No es fácil, siempre hay problemas cuándo se habla de inclusión, pero enfoquémosnos en la seguridad de nuestros hijos, en cómo construímos su capacidad para ganar autonomía e indpendencia, en cómo educamos al mundo alrededor con el ejemplo para normalizar situaciones en las cuáles nuestros hijos deben recibir apoyo para aprender a regularse. Ni los castigos ni la violencia les ayduarán a ganar las herramientas que necesitan para vivir vidas plenas.

Eliana Tardío
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About Eliana Tardío

Eliana Tardío es la mamá de Emir y Ayelén; ambos con síndrome de Down. Reconocida por su trabajo promoviendo la inclusión natural de las personas por su individualidad, Eliana ha sida reconocida por celebridades como Araceli Arámbula, Thalia, María Celeste Arrarás, Karen Martínez, y más. Su historia ha sido compartida por las cadenas mundiales más importantes: Univisión, Telemundo, CNN, y Azteca América. Nombrada Bloguera Latina Inspiración 2014 en USA, en este espacio Eliana comparte sus vivencias y recursos con más de 200.000 visitantes al mes.

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