Los padres tenemos que trabajar en algo muy importante que es el desarrollo de la objetividad como tales. Algo queda muy claro:
Los padres amamos a nuestros hijos
Lo confuso parece ser aplicar ese amor de una manera en la que seamos capaces de actuar con amor y objetividad cuando se trata de corregir adecuadamente.
¿Qué hago cuando recibo una queja de comportamiento de mi hijo en la escuela?
Usualmente los padres tropiezan con los extremos:
- Inmediatamente se rehúsan a pensar que el niño puede haber cometido un error y la respuesta inmediata es, “Mi hijo no lo hizo. El maestro o la maestra o alguien más están mintiendo.”
- El padre acepta la culpa del hijo sin reparos y toma acción inmediatamente para castigar al hijo.
¿Cómo deberíamos actuar los padres en respuesta a una queja de comportamiento con respecto a nuestros hijos?
- Pedir un informe formal de lo sucedido. ¿qué paso? ¿quién estaba presente? ¿por qué sucedió? ¿cómo se actuó en respuesta al incidente? Etc.
- El padre debe hablar con el hijo dándole la oportunidad de explicar su posición con respecto a lo sucedido. Comunicarse de manera neutral sin tomar posiciones ayuda a que la persona se abra y se comunique adecuadamente.
- El padre debe responder a la acusación de modo formal una vez ha hablado con su hijo. Si su hijo no es verbal, con más razón es importante tener todas las piezas para llegar a una conclusión.
- El padre debe preguntar cuáles son las estrategias de comportamiento positivo que la escuela y los maestros aplican en casos como este y cómo espera la escuela ayudar a que el estudiante gane las habilidades que le faltan, o pueda interactuar mejor con su entorno, si el resultado del comportamiento es fruto del ambiente en el que se mueve.
La meta de seguir estos pasos e identificar el motivo no es otra que determinar la carencia para poder ofrecer al estudiante los recursos necesarios para aprender a hacer bien lo que ha hecho inapropiadamente.
La idea de los problemas de comportamiento es crear intervenciones positivas que ayuden al estudiante. Nunca es la meta la de castigar sino la de educar. Y esta es una línea que los padres deben conocer y empujar constantemente, más aún cuando el estudiante tiene algún tipo de reto de comportamiento, desarrollo o aprendizaje.
Así que la próxima vez que recibas una llamada o una nota, asegúrate de seguir los pasos. Y recuerda que ser un buen padre no se trata ni de defender lo incorrecto, ni de atacar a tu hijo para que los demás piensen que eres un padre perfecto. Tu tarea es abogar por la seguridad de tu hijo siendo reconocido como lo que es, un niño o niña aprendiendo a vivir que cometerá errores y para no volverlos a cometer necesita apoyo e instrucción adecuada.