Hace semanas vengo leyendo este libro dedicado a entender el poder de la conciencia en nuestros actos cotidianos, “El Mapa de la Conciencia.” El libro está enfocado en cómo hacer conciencia es el primer paso para transformar lo que nos ancla y nos limita, y cómo el sólo hecho de tener el compromiso de reflexionar acerca de lo que nos rodea nos da la claridad para encontrar esa sabiduría de la que habla el título de este artículo para diferenciar entre la serenidad para aceptar y el coraje para transformar.
El libro habla de cómo la base de esta oración que es característica de los grupos de Alcohólicos Anónimos alrededor del mundo, es una que todos podemos adoptar para encontrar balance en los momentos aquellos en los cuáles nos cuesta identificar cuando es tiempo de parar para serenarse y aceptar, y cuando todo lo contrario, toca activarse con coraje para transformar.
La reflexión me trajo inmediatamente aquí para aplicarla a esta colección de artículos bajo “Querida Madre,” pensando en otras madres de hijos con discapacidad como yo.
Querida madre: En la vida de toda madre hay momentos de duda en los cuáles nos preguntamos si estamos haciendo todo lo que hace falta o si hay todavía algo más que podría ayudar para que nuestros alcancen éxito y la independencia, y así cumplir con nuestra misión a cabalidad. Siempre repito lo mismo pero creo que es importante hacer la aclaración, puede que no todas enfrentemos los mismos sentimientos con relación a algo en particular, pero creo que muchas en nuestra calidad de madres de hijos con discapacidad cruzamos la incertidumbre y muchas veces la frustración de sentir que pese a los esfuerzos y la inversión de amor y energía, hay cosas que no tenemos la capacidad de cambiar, pero que debemos aprender a aceptar con serenidad y con una mirada amplia para entender que cuando la transformación se completa dentro de ti para aceptar con amor y sin comparación, la serenidad llegará a tu vida. Y la vida será un mejor lugar para ti y los que amas.
Querida madre: Es importante diferenciar entre lo que podemos y debemos cambiar y lo que debemos aceptar con amor una vez hemos renunciado a los prejuicios. Aceptar que tu hijo vive con una discapacidad, aceptar que la circunstancia viene con retos, aceptar que no se trata ni “repararlo ni de transformarlo” para hacerlo que encaje, sino de aceptarlo y celebrarlo mientras tu percepción de la discapacidad evoluciona para así normalizarla y dignificarla, eso es lo que te dará la serenidad.
Agotar tu energía tratando de borrar o eliminar la discapacidad porque en el fondo todavía crees que la discapacidad se cura y que es a tu hijo a quién tienes que cambiar en vez de a ti misma y a tu entorno, lo único que te traerá es frustración y un constante sentimiento de angustia y ansiedad. Piensa en serenidad.
Querida madre: Tomar al toro por los cuernos y activarte evaluándote a ti misma para determinar qué te falta para sentirte segura cuando te toca defender el derecho de tu hijo a una vida plena. Cargarte de coraje y valor para hablar en los momentos en los que muchos callan. Tomar conciencia y saber que la serenidad de la aceptación plena produce el coraje para transformar el mundo y hacer la lucha que sí vale la pena, que es la de educar a tu entorno y hacer todos los días una diferencia, esa es la manifestación clara de la sabiduría que va llegando paso a paso y poco a poco.
No necesitas hacerlo todo en un día. Te va a tomar una vida y será una vida con propósito. Y cada momento de esa vida será una oportunidad para que cada vez que dudes y cada vez que temas, puedas cerrar los ojos y repetir. “Serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar. Coraje para transformar lo que está a mi alcance. Sabiduría para entender la diferencia.”